No violencia contra la mujer

No violencia contra la mujer

Un día como hoy de 1960, el tirano Rafael Leónidas Trujillo descargó sobre los cuerpos de Patria, Minerva y María Teresa Mirabal la expresión más brutal y grosera de violencia contra la mujer de que tuviera cuenta el país en mucho tiempo.

 Aquel arranque de la misma intolerancia política que ya había llevado a prisión a los esposos de las tres hermanas Mirabal, fue para la tiranía el peor error y en vez de librar al régimen de tan aguerridas contradictoras lo que hizo fue poner en marcha el conteo hacia el final de aquella era.

En efecto, el asesinato de estas mujeres desencadenó reacciones de repulsa nacional e internacional que influyeron de manera decisiva para que poco más de seis meses después de ese baño de sangre cayera abatido el cabecilla de esa camarilla que subyugó al país durante treintiún años.

Tan grosera y bárbara fue aquella expresión de violencia de género, que el 17 de diciembre de 1999, es decir, 39 años y veintidós días después del asesinato de las  Mirabal, la Asamblea General de las Naciones Unidas consagró la fecha 25 de noviembre como Día Internacional de la No Violencia contra la Mujer.

Más acierto y justeza no podría caber en aquella resolución.

 II

El asesinato de las Mirabal ha sido el símbolo por excelencia para representar dos de las expresiones de intolerancia más nefastas para los pueblos.

En los regímenes de fuerza,  la intolerancia contra los contestatarios se expresa de manera violenta por medio de la persecución, el encarcelamiento arbitrario, la tortura física, el secuestro, la desaparición, el exilio y el asesinato.

En el plano familiar, es también la violencia la que expone los grados de intolerancia de la parte masculina de la pareja por celo, despecho y otras causas que tienen, en fin de cuentas, la particularidad de atentar contra el libre albedrío sentimental.

 En uno y otro ámbitos -el político y el familiar- intolerancia y violencia son los fatídicos denominadores comunes que se ejercen, siempre, contra derechos y libertades consustanciales a la existencia del individuo como parte de la pareja o como ente activo en las lides políticas.

III

Hoy, a  47 años de aquel horrendo asesinato, los dominicanos podemos congratularnos de haber sepultado la intolerancia política como instrumento de Estado.

Con todo y sus imperfecciones, la democracia que hemos ido construyendo desde la caída de Trujillo ha sido  respetuosa de las ideas políticas, que se  predican y practican con bastante libertad, aunque haya que lamentar que Joaquín Balaguer, quien por cierto fue servidor cercano de Trujillo, practicara la intolerancia política, con todas sus negras manifestaciones, en algunos de sus períodos de mandato a partir de 1966.

Sin embargo, aunque hemos sido exitosos en materia de conquistar libertades y  derechos, no hemos tenido la misma suerte en cuanto concierne a la intolerancia que se expresa violentamente contra la mujer.

El Día Internacional de la No Violencia contra la Mujer nos sorprende este año con estadísticas preocupantes de casos de feminicidios, abusos y acoso contra la mujer y sin avergonzarnos por no haber sido capaces de destronar esta tiranía de género con el mismo valor que destronamos la tiranía política.

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