Noam Chomsky

Noam Chomsky

WILFREDO MORA
El siglo XX le debe mucho a Noam Chomsky y sus aportes a la lingüística hizo olvidar el pensamiento de un viejo maestro del siglo XIX: Ferdinand Saussure, de la corriente estructuralista. Fue el profesor de lingüística Zellig Harris, no obstante, quien lo recuperó para la actividad académica. Su vida pública de pacifista revolucionario, de intelectual puro, con ideas políticas radicales, que adversa incluso el intervencionismo de su propio país, ha olvidado su enorme contribución a la Humanidad con respecto al estudio del lenguaje y de las transformaciones gramaticales.

En 1955, se doctoró con la tesis que llevó el nombre de Análisis Transformacional, de la que se sabe dio pie a varias controversias en los círculos de la lingüística estructuralista dominante, y fueron rechazadas por los escritos que propuso para editores en los años en que dio a conocer hallazgos. Dejaremos fuera de esta análisis el aspecto lingüístico, y nos centraremos en el activista político, sobre todo, porque en el 1965 (yo nací en ese año) se convirtió en el más mordaz crítico de la Guerra de Vietnam. Fue miembro del Resist (Resistencia Nacional Antibelicista); y fue líder de la Nueva Izquierda americana.

Noam Chomsky nació en una pequeña localidad de Filadelfia, Pensilvania, un 7 de diciembre de 1928, hijo de padres judíos (de origen rusos o ucranianos), también lingüistas, traductores de una gramática hebrea del siglo XII, siendo éste su primer esfuerzo científico en este campo, del que se sintió atraído desde temprana edad. Estudió filosofía, lingüística y matemática en la Universidad de Pensilvania, y de esa misma época data su interés por la política. Era el tiempo de los grandes acontecimientos políticos de la nación Palestina y el Estado de Israel, en 1945. Aquel contacto personal con aquellas tierras la marcó su futuro en las ideas políticas contemporáneas.

Fue profesor de varias universidades entre las que destacan la Universidad de Pensilvania, el Massachusetts Institute of Technology (M.I.T.), la Universidad de Harvard en las que ha realizados sus mayores estudios de teoría política. Pero también en la UCLA, de California, Los Angeles; en Berkeley. Autor de directrices fuera del stablishment, con un sistema de pensamiento fuera del sistema universitario, siempre alejado de la rivalidad y de la burocracia.

Desde ya muchos años es costumbre en nuestro héroe el impartir conferencias en universidades estadounidenses, europeas, y en general, por todo el mundo.

Sus primeras obras políticas fueron El Poder Americano y los Nuevos Mandarines (1969), una serie de artículos donde critica la guerra civil española; en 1970 escribió En Guerra con Asia, y consecutivamente obras muy difundidas en nuestras liberarías: Ensayos Críticos sobre los Papeles del Pentágono (1972) y Por Razones de Estado (1973).

Noam Chomsky es una de las principales figuras de la política radical estadounidense de dimensiones mundiales. Se define a sí mismo como partidario de la tradición del anarquismo, una ideología que él resume como desafiadora de todas las formas de jerarquía y que intenta eliminarlas si son injustificadas. Se identifica especialmente con la corriente de orientación laboral del anarquismo, el anarcosindicalismo, y es miembro del célebre Sindicato Revolucionario Estadounidense IWW.

Al saber de presencia en el país, justamente en ocasión de recibir un Doctorado Honoris Causa en el Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC), es precisamente en franca acusación a las infracciones a los Derechos Humanos, el más duro de los crímenes que existen en la sociedad, pero también haciendo un llamado a la toma de conciencia. El aura de su persona, era como una invitación a las universidades a que se unan y a que busquen fórmulas que acaben con estas violaciones.

En el acto de aceptación de Doctorado, en sus palabras nos trajo una cita de Wilhelm Freiherr von Humboldt (fundador de la Universidad de Berlín), de quien dijo “sostenía que cuestionar las violaciones a los derechos humanos constituye parte de la propia esencia del ser humano”. Lo que citó, él también lo ha sentido en carne propia.

Por eso dice: “El objetivo está bastante lejos de ser realizado. Hay muchos obstáculos en el camino pero no debemos cuestionar la justicia de su causa o de su urgencia. La urgencia es particularmente significativa hoy porque la especie humana enfrenta desafíos sin precedentes y lo hace con mucha celeridad. Algunos de esos desafíos tienen que ver hasta con la sobrevivencia humana en sí”. He tratado de caminar hacia esa meta pero serán la labor de futuras generaciones las que completen ese trabajo”.

Solo para ilustrar a los lectores que sean extranjeros y se encuentran en el país, el Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC), tras su fundación el 4 de julio de 1972, mediante Decreto 3673, surgió gracias a la iniciativa de un grupo de académicos de la más alta cualificación científica. Tiene su sede en Santo Domingo y desde su inicio se ha distinguido por su tradición de investigaciones. Es la “Harvard del Caribe”, como lo han llamado alguna vez.

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