Nobleza obliga

Nobleza obliga

JOAQUÍN RICARDO
Durante el transcurso del último fin de semana del mes de mayo próximo pasado, período en el que se celebró el tradicional Día de las Madres, recibí la llamada de un buen amigo, la cual, atendiendo a razones superiores, no pude devolver con la misma premura con que fue realizada. Hace apenas unos días  pude enterarme de las razones que motivaron la misma. Esa persona deseaba expresarme su rechazo al contenido y a la forma de unos comentarios vertidos por el artista y comunicador Freddy  Beras Goico, en su programa Con Freddy y Punto, sección La Cocina, emisión correspondiente  al viernes 26 del referido mes.

Al atender el requerimiento amistoso, como acabo de expresar, fue que pude enterarme de los comentarios ya citados y de su contenido. Confieso que no soy dado a escuchar todos los requiebros del alma humana, especialmente aquellos que, desde hace décadas, se vierten contra Joaquín Balaguer, pues hace ya mucho tiempo que alcancé a comprender la utilidad reportada a ilustres figuras de nuestra sociedad que han hecho del “anti-balaguerismo” una lucrativa profesión.

En vano han sido los vituperios y los múltiples intentos de difamación, pues cada día que transcurre debajo de la comba celeste se agiganta y adquiere mayor dimensión la figura histórica del doctor Balaguer.

Volviendo al caso que nos ocupa, y por tratarse de una renombrada figura, en lugar de seguir mi camino, hice un alto en el mismo para escuchar los referidos comentarios. Al hacerlo, pude comprobar que se habían emitido en el desarrollo del programa antes mencionado y que el artista y comunicador los formuló en ocasión de cumplirse un nuevo aniversario de la desaparición del profesor Narciso González.

No deseo referirme, al menos en esta ocasión, al fárrago de epítetos lanzados. Si lo ha considerado pertinente utilizarlos, es su derecho y no pretendo negárselo. Sólo me basta, por el momento, con expresarle mi rechazo, sin caer en  insultantes refutaciones.

El denuesto nunca lo he usado. La palabra sólo debe servir para ilustrar y educar. Los términos hirientes se los dejo a otros y me apego a la verdad, consciente de que la misma resplandece siempre.

Aunque hemos expresado nuestro rechazo a los términos utilizados, sí coincidimos con el conductor del espacio “Con Freddy y Punto” en el deseo de que se investigue hasta la saciedad la desaparición del citado profesor universitario. Aspiramos, por no utilizar otra expresión más definida pero manida por su uso inadecuado, a que el resultado de las pesquisas sea del conocimiento público y los que resulten comprometidos sean sometidos al  majestuoso imperio de la justicia. Creo que los más regocijados cuando esta acción se tome seremos los familiares del extinto presidente, pues  la memoria y la figura histórica del fenecido estadista no deben ser recargadas con el peso de culpas ajenas.

Ya es más que suficiente el alto precio que ha tenido que pagar la figura del doctor Balaguer, aunque sus familiares estamos en la mejor disposición de continuar cargando con el mismo hasta que la historia pase su balance, conscientes de que la posteridad es como el mar, a veces una amante cruel o al decir de Jacques Barzun, una alocada mujerzuela.

Esperamos que las autoridades dispongan de la voluntad necesaria para que este caso se investigue exhaustivamente, a fin de que se termine con la muy extendida práctica de hacer cargar al doctor Balaguer con culpas ajenas. Si las autoridades deciden retomar el caso, sólo hay que investigar a todas las personas que se han vinculado al mismo. Nos referimos a los civiles y militares que han sido, reitero, claramente señalados por el índice del rumor. Si las referidas personas no tienen nada que ocultar, no tendrán temor alguno y les brindarán toda su colaboración a la justicia nacional.

Presumo que nuestra propuesta de reabrir, si es que se han cerrado, las investigaciones en torno a la desaparición del profesor universitario y de iniciar la depuración de aquellos que han sido señalados por el murmullo  articulado del rumor público como participantes en esta desaparición, no causará molestias ni escozor en sector alguno de la sociedad, al tiempo de que esperamos la plena colaboración de las autoridades, a fin de juzgar a  los implicados, pues me parece que las mismas estarán deseosas de culminar esta  inconclusa y lamentable situación.

Considero oportuna la ocasión, para dejar claramente establecido que los verdaderos amigos y familiares del doctor Balaguer, aquellos que no violentaron nunca la confianza que él depositó en ellos, no abrigamos ningún temor ni deseamos pacto alguno para un pronto olvido. No. Jamás. Por el contrario, sólo deseamos que no quede etapa alguna de nuestra historia sin escudriñar; que no existan corruptos favoritos; que se indaguen todas las fortunas sin erigir junto a ellas un muro de inequidad que no permita la exhaustiva investigación de todo el oro manchado con sangre; que se exponga a la pátina del tiempo todas las fortunas forjadas al amparo de un cierre de ojos ante el desnudo familiar, así como las posiciones de importancia que se han logrado pisoteando principios y sirviéndole de brazo ejecutor a la Parca, en su sigilosa misión de llevarse almas a los infiernos.

Esperamos que estas pesquisas se extiendan a todos, civiles y militares, activos o en retiro, sector público y privado, hayan o no traficado con seres humanos, los del presente y los de pasado no muy distante que hoy quisieran borrar; marxistas y capitalistas, oprimidos de hoy y opresores de ayer, socialistas ayer y neoliberales hoy, acomodados los prejuicios y los principios, con apoyo popular ayer y ensillados hoy en el Pegaso del neoliberalismo, repartiendo saludos y prebendas de las que ayer renegaban y que hoy, sin timidez y con conciencia, prodigan por doquier; que se investiguen los caciques  provinciales del ayer, los que utilizaban a los huéspedes de las cárceles públicas como peones sin remuneración en sus sembradíos, y los de hoy, accionistas de múltiples empresas que hasta hace poco querían nacionalizar; en fin, que salgan a la luz las contaminaciones para que se termine con el maniqueísmo histórico de algunos que  pretenden exhibirse como símbolo de pureza, a pesar del pestilente olor que destilan y supuran  sus llagas amorales, empapadas de dinero mal habido.

Si todo lo que hemos propuesto se cumple, se habrá hecho un magnífico e invaluable servicio al país y a la sociedad en que vivimos. Sólo así y nada más que así, seremos justos lo primero y podremos ser felices,  tal y como expresara el fundador de la República, Juan Pablo Duarte y Diez.

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