La tradición nos brinda nuevamente un momento propicio para la reunión familiar, una sana práctica que por circunstancias diversas  ha ido perdiendo su énfasis. El resto del año, la familia ha estado muy ocupada, enfrentada a múltiples dificultades, económicas y de otras índoles, que sustraen tiempo.

 La tradicional cena de Nochebuena suele reunir a los miembros de la familia y los amigos como pocas veces ocurre el resto del año. El encuentro da lugar al intercambio de pareceres, anécdotas y sentimientos.

 Pero son también tradicionales ciertos desajustes de conducta. Excesos en el beber y el comer, imprudencias en la conducción de vehículos, ofensas en medio de borracheras  y cosas por el estilo se han enquistado  en el contexto de esta  celebración, que por paradoja tiene su origen en el acontecimiento sacro más importante de la fe cristiana. Es, sin duda, una distorsión que debemos al gran comercio.

Este diario aspira a que haya una meditación profunda y una reflexión constructiva en cada familia. Que se revisen las causas de tanta división para tratar de recuperar  la cohesión. Una familia unida es una familia fuerte y con capacidad para enfrentar las dificultades. La dispersión siempre ha dejado lecciones amargas. Que el encuentro familiar de esta noche nos inspire para emprender  el rescatar la unión.

Hay que detener esa barbaridad

La CDEEE y la Empresa de Transmisión Eléctrica (ETED) han llegado a la conclusión de que son actos de sabotaje, y no simple robo, el derribamiento de varias torres de transmisión eléctrica en el sur del país. Una señal de ello es que en ocasiones los autores de estas acciones no se llevan nada.

 Atentar contra el sistema eléctrico es un acto sumamente grave, un atentado contra el interés del Estado perpetrado en perjuicio de un servicio estratégico.

 Recordemos que un grupo terrorista se atribuyó hace algún tiempo un atentado a tiros contra instalaciones eléctricas en La Vega. En esta oportunidad nadie ha asumido la responsabilidad del derribo de las torres en el sur.

Los organismos de seguridad del Estado tienen el caso en sus manos y se espera que la investigación arrojen resultados precisos y concluyentes, que permitan castigar a los autores de estos actos.