Nochebuena

Nochebuena

La festividad de Nochebuena nos llega esta vez con luto reciente por las víctimas causadas por las inundaciones derivadas de las tormentas Noel y Olga.

Muchas comunidades todavía están sumidas en el trauma natural que provoca la pérdida de vidas humanas y propiedades, carentes de servicios elementales y con dificultades para conseguir alimento y agua potable.

Es mucha la gente pobre que quedó más empobrecida aún por causa de las fuerzas de la naturaleza.

El tramo final del 2007 ha sido, sin lugar a dudas, uno de los más dramáticos que haya tenido el país en muchos años.

Pero nuestro estilo como dominicanos no nos permite pasar por alto una fecha como esta, y la tradicional cena, los tragos y la parranda han de estar presentes, con todo su gozo o con toda su pena, según actúe cada uno de nosotros.

Este año, por tanto, no será diferente a otros anteriores, al menos en el aspecto festivo y en pérdida de la cordura por parte de algunos que tienen por predilección mezclar  combustibles con alcohol.

 No estaría de más un poquito de reflexión sobre los resultados que generalmente se obtienen por el exceso de alcohol, que suele inducir a cometer imprudencias en el manejo de vehículos o de armas.

Las estadísticas sobre accidentes de tránsito y percances de todo tipo deberían inspirarnos a tomar la Navidad en su justo contexto, que es de gozo y armonía.

II

 Este año las autoridades están ante el desafío de hacer cumplir a cabalidad la prohibición de la venta y uso de fuegos artificiales, a menos que se trate de espectáculos pirotécnicos manejados por expertos en la materia y con la debida autorización.

A esta prohibición de la venta de fuegos artificiales se le pueden dedicar todos los aplausos, todos los elogios, todo el agradecimiento, en función de que, si se aplica debidamente, nos librará del dolor y los traumas que se derivan de las quemaduras y mutilaciones por fuegos artificiales.

Sin embargo, hay mucho de arbitrariedad en el estilo, la forma y la oportunidad de esta prohibición.

Toda razón social debidamente autorizada, que tributa y se acoge a las leyes, requiere inversiones para producir y  vender sus renglones.

Prohibir de manera repentina que  la empresa autorizada pueda vender su producción, en vez de haber establecido a tiempo las reglas de juego, introduce un elemento indeseable en las garantías jurídicas para la inversión.

Esto hay que decirlo a pesar de estar muy de acuerdo con que se libre a nuestros niños del riesgo que entraña el uso de fuegos artificiales.

Pues bien, es Nochebuena y el festejo y la celebración son inevitables.

Por lo pronto, veremos si funciona como han previsto las autoridades la prohibición de los fuegos artificiales o si, por el contrario, ha sido pura reedición de una vieja y conocida alharaca.

Lo ideal sería que todos nos dediquemos a la celebración hogareña, en el seno de la familia, que bien necesita fortalecer sus debilitados lazos para resguardar a sus miembros de los desafíos del vicio y el crimen.

La prudencia en todos los sentidos debe ser nuestra mejor divisa, sobre todo en actos como la conducción de vehículos de motor y en el uso de las armas de fuego, que siempre comprometen la seguridad propia y de terceras personas.

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