FRANCIS MESA
f.mesa@hoy.com.do
De mi gusto por la música, en casi todos sus géneros y estilos, quienes me conocen saben que soy lo más heterogéneo. Y una de mis debilidades es mi devoción  por La Lupe, La Gigigi.

Unos amigos cercanos, conocedores de mi fanatismo hacia la cantante cubana, me invitaron a ver un show que en un bar de ambiente, donde el transformista y maquillador Ellis Mesa le rendía homenaje. Lógicamente, accedí. El espectáculo me gustó. Con algunos matices  que pudieron obviarse, pero en definitiva fue bueno. Ellis se conoce muy bien las maneras que tenía la cantante de pararse frente a un escenario. Sus gestos, sus locuras, sus delirios. Su desenfreno. Aunque las imágenes que he visto de ella sólo puedo atribuirlas a videos de la página youtube.com, mucha gente me ha dicho que sí, que así era La Lupe en escena, alocada y temperamental.

Mucha gente comparte conmigo ese gusto loco por una música del ayer y una artista fallecida a la que sólo podemos rendirle culto en noches de bohemia, en casa de algún conocido (o en la nuestra), bajo el influjo de la bebida espirituosa de nuestra preferencia y cerca, muy cerquita, los chillidos desgarradores de La Gigigi, asumiendo que es La Mala y que, por más que se nos quieran pintar de inocentes, todo es Puro teatro. Aquélla fue una noche que me gocé  a una gran artista, la imaginé en cualquier bar entregando su energía, sólo que no era ella, sino alguien que le ha rendido tributo (a su manera) durante mucho tiempo. He dicho. Hasta la próxima.