En realidad no quiero convertir este espacio una tribuna de lamentos o filosofías. Cuando nos planteamos este Noctambulario quedamos claros en que serían crónicas nocturnas de este servidor que estarían listas para el escrutinio y la curiosidad de nuestros lectores.
Sólo que no podemos hacernos de la vista gorda y dejar de mencionar que este año 2009 puede ser decisivo para muchos. Que lo importante es hacer un ejercicio de disciplina y saber que hay que ahorrar, no dilapidar todo lo que tenemos y reconocer que el mundo vive una etapa difícil en la economía global.
Dicho esto, les cuento que las pasadas fiestas navideñas fueron especiales para mí. Que mis salidas estuvieron matizadas por los largos recorridos a varios bares de la ciudad. Que en una sola noche fui capaz de recorrer de cinco a seis de ellos, estableciendo un récord en mi propio modo de pasarla bien.
Que la ciudad me pareció mucho más hermosa de noche, a pesar de la imprudencia de muchos que no saben tomarse los tragos y dejar las botellas. Que a pesar de la ya casi establecida cultura de la imprudencia que nos caracteriza, todavía hay gente que merece ser reconocida por su labor altruista, pues una de esas noches fui invitado a casa de Fidel López a una degustación de pasteles en hojas y la única condición que se nos puso a los invitados fue la de llevar un juguete para ser entregados a niños pobres que este hombre de buena fe apadrina. Así, sí que es bueno celebrar la Navidad.