Noctambulario
Mi hermano Jorge y yo, como por casualidad

<STRONG>Noctambulario<BR></STRONG>Mi hermano Jorge y yo, como por casualidad

Él llegó hace poco de Italia. Vino con su niña Líes Marie a pasar las vacaciones de verano. Una de las primeras cosas que hizo al llegar fue tratar de ponerse en contacto conmigo. No lo consiguió. Fue a mi casa  yo no estaba en la ciudad. Es increíble, pero en esas estuvimos una semana, él que me llama, yo que le llamo. Él que va a casa justo cuando yo no estoy, yo que llego justo cuando él acaba de marcharse, y así por el estilo.

Una noche cualquiera, en la que departía con un grupo de amigos, alguien me llama y me doy cuenta, alegremente, que es mi hermano Jorge. Entonces lo usual: abrazos, mira como estás, qué gordo tú, qué faco yo, estás más calvo, tú igual de loco viejo y esas cosas. Hacemos la promesa de vernos durante la semana, pero se nos hace imposible.

La semana pasada, mientras el país se recuperaba del aguacero dejado por la tormenta Fay y yo salía a disipar la modorra y a tomarme las frías que no tomé el día de mi cumpleaños, en plena Zona Oriental, en un lugar donde voy regularmente y no digo el nombre del local porque no estoy para promociones gratuitas, quedo impactado con la visión que tengo al frente: uno de los tipos más fashion del área. El más vanguardista ¿y quién era? Mi hermano Jorge. 

Sus años de residencia en el país europeo le quitaron todo tipo de  prejuicios al vestir y ahora es alegre y atrevido, lo que le quita al menos 10 años de encima.  Bueno, perdonen la disgregación. Lo que quiero contar es que, inclusive para mis encuentros con las personas que más quiero y como por cosas del destino, la noche sigue jugando un papel primordial en mi vida y en mi ser tan bohemio como  andariego.

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