Karina, Amós, Waddys, Johan, Joel, Giro, Omar, Aneudy…ay, verdad: Denisse, Moisés, Joalkys han sido partícipes y un poco culpables de las ojeras que luzco en los últimos días. ¡Qué noches!
Un sueño hecho realidad fue el concierto de la agrupación sueca Ace of base en el país. Que me diga alguien si alguna vez imagino que eso podía suceder. Y ahí estábamos Karina y yo, en Hard Rock Café, gozándonos junto a los demás fanáticos de la banda cada una de las canciones y claro, extrañando My deja vu. Y luego a seguir la rumba, porque la noche seguía siendo joven. Resultado: acostarnos a las cinco de la mañana.
La ciudad me ha quedado pequeña ¡Por Dios y de qué es que tú estás hecho muchacho, que no te cansas! Exclama mi tía María. Pero yo sigo imparable. Es que en estos días, en los que ha venido todo el mundo, desde Café Tacvba -a propósito, ya no somos tan niños como queremos aparentar- pasando los prodigiosos músicos que participan en el Séptimo Festival de Música de Santo Domingo en el Teatro Nacional, los conciertos de rock local en el Cinema Café, mi recorrido por el Cuarto de ensayo, donde me dí un concierto del más joven metal music local, ah, se me quedaban las exposiciones pictóricas a las que he asistido: Basurama, en el Centro Cultural de España; Miradas de la noche, en el Museo de Las Casas Reales; y paradas estratégicas en varios bares de la ciudad me dejarán sin un chele pero feliz.
La suerte que he tenido, es que a ninguno de esos lugares he ido solo. Siempre he contado con buena compañía. He dicho.