Hoy 
FRANCIS MESA
f.mesa@hoy.com.do
F ue mi primera vez en Santiago, de noche. En hangueo full. Lo primero es que allí pude ver, por primera vez en mi vida, a la banda mexicana, Plastilina Mosh, que disfruté hace mucho tiempo, cuando surgieron con el súper hit Mr. P-Mosh en la segunda mitad de los 90 y que pensaba que ni existían.
El evento donde se presentaron fue en el lanzamiento de una nueva bebida saborizada que introdujo la Cervecería Nacional Dominicana al país. Me gocé sus nuevos temas (los que confieso, no conocía porque les había perdido la pista) y los viejos, que fueron los que en realidad conocía y pude tararear. A partir de ahí la noche tomó un giro maravilloso. Los amigos que me acompañaban por esa ciudad estuvieron de acuerdo en que el mejor plan que podíamos tener era peinar la zona y no dejar resquicio sin descubrir.
Si menciono un lugar particular pecaría de injusto. Pero sé que el área del Monumento nos quedó pequeña. Intentamos, sin lograrlo del todo, recorrer todos sus ambientes fiesteros, pero en una noche, no se puede.
Eso sí, ya cuando todo estaba cerrado, nos fuimos al lugar donde hacen las hamburguesas y hot dogs callejeros más buenos, detrás del hotel Matún. En el recorrido fueron nuestros cómplices unos residentes en la ciudad, pero que son de Mao, Raffy, Juan, Fausto y los demás, quienes nos dispensaron el mejor trato que hayamos recibido en mucho tiempo. Allí comprobé que Santiago es Santiago, la Ciudad Corazón. He dicho.
