Noctambulario
Templos del amor nocturno que hay que descubrir

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¿Alguna vez has tenido que lidiar con la penosa realidad de no tener “un chele” encima y la jeva de tus desvelos  afanada porque quiere salir y dar una vuelta, adonde sea?

A todos nos ha pasado. La cuestión es no entrar en pánico y usar “el caco” rápidamente para salir del aprieto. Tu novia deberá comprender que estás corto de presupuesto y que ese fin de semana no es apto para bares o restaurantes. Entonces, le dices que justamente estabas pensando en el asunto.

Luego rematas y le dices que ya es tiempo de ver un poco de cine alternativo ¿cómo no? Que por qué no se dan una vueltecita por la Cinemateca. Llegan  más temprano de la hora de la función y aprovechan los jardines del área, por donde está el parque que tiene la gran fuente (que a propósito, si tuviera agua fuera un palo) ay, no sé el nombre  y allí y se dan unos besitos sanos, unas agarraditas de mano (mano muerta le dicen por mi pueblo), sin llamar demasiado la atención de los señores de seguridad de la zona. Resultado: Una noche romántica, placentera, cultural (por aquello de la película que vieron) y súper barata (el cine allí sólo cuesta 50 pesos).

 Hay más opciones. Los parques iluminados, los que se han convertido en canquiñas, los que están en la Zona Colonial. Si es tiempo de clases, las áreas verdes de las universidades, a las que le hemos llamado (por los siglos de los siglos) gramitas…¿O no recuerdan aquello de “ gramita 1” que era imprescindible aprobar para ganarnos el respeto de nuestros compañeros de clases?

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