Noel colapsa el gobierno de Leonel

Noel colapsa el gobierno de Leonel

MELVIN MATTHEWS
Nuevamente la impericia del Presidente Leonel Fernández queda de manifiesto, pues ha profundizado hasta niveles insondables la miseria nacional, provocando el estrepitoso colapso de su administración.

El gobierno se ha mostrado claramente incapaz de ejecutar siquiera el protocolo mínimo de medidas rutinarias cautelares formulado por los especialistas para prevenir y atenuar el desastroso saldo en vidas humanas y las angustiosas secuelas materiales y psicológicas que arrojó la tormenta tropical Noel.

El fenómeno descubrió la pobreza extrema, la fragilidad institucional prevaleciente, el gasto público equivocado y la mentira del gobierno en la inversión social. Evidenció la importancia de tener un Jefe de Estado capaz de invertir en la gente; la trascendencia de un gobernante cuyas prioridades sean claramente distintas a las del Presidente Fernández, que enfaticen sobre las necesidades directas del pueblo en salud, alimentación, educación, viviendas dignas y resistentes para el pueblo.

Noel, con vientos máximos entre 85 y 95 kilómetros por hora, pero de intensas lluvias, reiteró la ineficacia del Presidente Fernández, cuando en 1998 el devastador huracán George lo mostró desatinado, errático e impotente. Fernández para nada aprendió la lección, y las imprevisiones de ahora, que facilitaron la obra destructora de Noel, permiten señalar al mandatario culpable por omisión.

Los hechos hablan por sí mismos, pero conviene resaltar la opinión del experto Silvano Briceño, director de la Estrategia Internacional de Reducción de Desastres de las Naciones Unidas (ONU), quien afirmó desde México que la tragedia causada por la tormenta tropical Noel en la República Dominicana pudo evitarse con medidas relativamente sencillas y fáciles de aplicar, porque las tormentas y huracanes son fáciles de predecir. (HOY, lunes 5 de noviembre 2007).

Y ¿cuáles son esas medidas? Apertura a tiempo de refugios, sistemas de alerta temprana, evaluación de riesgos, planes de desalojo, orientación a la población vulnerable y planeación de uso de tierra. Evidentemente, ese protocolo, que no amerita alta inversión, jamás se tomó en cuenta.

Las acciones preliminares de Fernández no guardaron ninguna relación con las medidas de protección que demandaban los residentes de las zonas vulnerables al paso de la tormenta. Ocupado en su campaña reeleccionista, los primeros aguaceros de Noel sorprendieron al presidente candidato encabezando un mitin en Bonao, provincia Monseñor Nouel, donde proclamó su abierto desafío a la naturaleza para ganar la elección del próximo año, mientras el director del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INDRHI), Héctor Rodríguez Pimentel, responsable de bajar el nivel de los embalses de las presas frente al paso de cualquier fenómeno atmosférico, relegaba sus deberes oficiales y cumplía la encomienda politiquera para la cual fue designado en el cargo: debilitar al Partido Reformista Social Cristiano (PRSC). El desagüe de las presas se anunció tres días después.

Pero encima del dolor que provoca el drama desolador de casi un centenar de muertes, desaparecidos, millares de refugiados, viviendas destruidas, puentes y carreteras arrasadas, comunidades aisladas, y la agricultura y el comercio diezmados, sobreviene la indignación al enterarse de que el gobierno no creó nunca el fondo para desastres contemplado en la Ley de Presupuesto para financiar las calamidades y desastres naturales.

Cálculos de las recaudaciones oficiales hasta septiembre indican que de haber existido la referida provisión, el fondo hubiera tenido al momento de la llegada de Noel una apropiación de RD$1,713.9 millones, según reporta un artículo del portal digital «7días.com.», firmado por el economista Nelson Suárez, en su edición del 1 de noviembre.

Del dato se desprende que el gobierno no cumple el artículo 33 de la ley 423 06, ni tampoco con el artículo sexto del Presupuesto de Ingresos y Ley de Gastos Públicos aprobada por el Congreso el año pasado.

La violación a la referida ley, unida a la francachela reeleccionista que dilapida un excedente presupuestario superior a las RD$11,000 millones, explican la intención del Presidente Fernández de aprovecharse de las circunstancias para endeudar al país, innecesariamente, con US200 millones adicionales a la ayuda internacional.

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