SONIA VARGAS
Comienzo este artículo haciendo esta cita de John Fitzgeral Kennedy “Si hubiera  más políticos que supieran de poesía, y más poetas que entendieran de política, el mundo sería un lugar un poco mejor para vivir en él”…

 Vi  a  Noel desvanecer los sueños de una agricultura esperada, brutalmente arrastrada, donde hubo algún día una esperada cosecha, la única forma de sobrevivir, de estos hombres y mujeres del campo, los cuales no poseen ningún salario, ni en su calidad de  ancianos, y  menos de jóvenes, estos que jamás logran insertarse en una sociedad diseñada para dar más a quien más tiene.

Entre lágrimas y nostalgias vi cómo se fueron las casitas de los más vulnerables de la sociedad,  vi niños  morir, arrancadados de los brazos de sus progenitores por las rabiosas aguas de los ríos. Vi llorar sus hogares, que construyen a fuego y sangre, con todo el dolor y sacrificio del mundo, entre lágrimas, penas  y nostalgias. Vi mi país destruido en horas; ancianos, madres, con hambre, sed, desnudos y con un rostro de impotencia, desgarrador.

Vamos   a construirles la vida a estas personas, no  solo en edificación,  vamos a construirles un mundo más seguro. Un mundo donde ellos se sientan que viven realmente en un país, que piensa en ellos, que los acoge, vamos hacerlos sentir, que ellos cuentan, vamos a crear un país para estos los más vulnerables de la sociedad, no dar más, a los que más tienen,  estos que nunca  estarán  sastifechos, porque realmente lo que tienen vacía es su alma, ésta no se llena, por más que gobernemos a su favor, esos que siempre están  al lado del poder, y se mantienen ahí  de generación en generación,  ahí están siempre con más poder que el poder mismo;  son los que no tocan puertas porque todas las tienen abiertas; son los que no aportan nada que no les vaya a generar el doble del aporte, son esos chupa sangre que tiene esta sociedad sumergida.

Entre lágrimas y nostalgias vi esas  caritas  de estos niños y niñas, excluidos del mundo,  gritar ¡tenemos  hambre! Señora, tenemos frío, nos duelen los pies! No sabemos dónde está nuestra madre! Pero aquí están éstos, tristemente viviendo el día a día, sin saber cuál será su mañana, y menos su  futuro, sin derecho a nada por la sencilla razón de nacer pobres.

A partir de hoy deben las más altas instancias recorrer el camino de su conciencia, y evaluar cuál ha sido el trabajo a favor de estos infelices de cosas materiales, pero con un gran corazón aun dentro de sus desgracias para mantener las esperanzas, y refugiarse en la fe, pero una fe que han depositado en el poder, en el Gobierno para que los acoja, para que los ayuden a construir sus vidas, llevadas por Noel, por los que quiebran los bancos, por esos ladrones de cuello blanco, porque éstos también son parte de la tragedia de estos infelices. En estas quiebras se van muchas familias a la  pobreza, porque depositaron sus dineros a unos tipos que se gozaron, y se gastaron este dinero alegremente. Ahí están libres de pecados; su mayor triunfo fue robar mucho, y esto les da la categoría para ser juzgados con manos de seda, !Pobre Justicia dominicana, !Pobre mi país! Con tantos pobres jueces! no vale la pena seguir en esta lucha, para que los que tienen tengan cada día más y el resto siga excluido

Donde cada día nos enrostran que solo los hijos de la oligarquía tienen derecho a ser, ver y a estar.