Noel: un solo responsable de la propiedad

Noel: un solo responsable de la propiedad

AMPARO CHANTADA
Lo que desnudó la tormenta Noel no son las vertientes de nuestras cordilleras; éstas además no están tan deforestadas. No escuchen los cantos de quienes aman la naturaleza y no ven que la primera de ella es la humana.

Aquí no se prevé los incendios, tampoco hay equipos para eso, como tampoco hubo voluntad para corregir los últimos efectos e impactos que provocaron los recientes incendios forestales. Rockash, permisos,  no dejan tiempo para eso.

Políticas de secuestro de las tierras han borrado la pequeña propiedad campesina forestal, desde la Primera Intervención con la caña, después con los negocios de caoba, robles y ébano. Los comerciantes lograron condenar las prácticas ancestrales de pequeños productores y desplazarlos con la mercantilización de la madera, transformada en sillas y seibó en Europa. Después con Trujillo o sin Trujillo, los aserradores tal exterminadores dejaron los flancos montañosos con enormes heridas, la deforestación no solo deforesta, sino que lacera, preparando los terrenos para futuros deslizamientos, por eso se innovó en los 70 con parques y reservas científicas de donde salieron otras olas de campesinos, acusados de depredar por intentar sobrevivir en la montaña y llegaron los Candelier y otros Credibanca con olores a madera; no querían conucos, no querían carbón, querían sembrar eucalipto y llevarse los pinos; el otro quería forrar su casa e iniciar su carrera de represivo.

Sacaron el pequeño campesino de la Reforma Agraria, lo sacaron de las cordilleras, los sacaron de los Parques, no se invirtió más en la agricultura para los pequeños productores y fueron dejados a la deriva, así como la planificación territorial es prevención, no se previó la tierra necesaria para ellos, ni la erosión, los deslizamientos, se construyeron carreteras y presas sin estudios de impacto ambientales, se desalojaron los campesinos de Sabaneta, de Sabana Yegua, de Hatillo, de Los Cacaos, se dejaron atropellar.

Pasaron los gobiernos y nada de ordenación territorial en esta media isla donde la jerarquía militar, aliada con su Corte Real de allegados, se creen dueños de las tierras del CEA y se las reparten, como los Presidentes reparten panes y gallinas, fundas y papeletas, coroneles Morel y socios se reparten Pantoja.

Decíamos que el país era insostenible ambientalmente, y la tormenta Noel nos dio la razón: no solo ambientalmente sino socialmente.

Escribimos en los 80 que la Capital no era el país, que el resto del país necesitaba atenciones y suplir sus necesidades en infraestructuras. Nunca pensamos que tuviéramos tan brutalmente razón, porque además los puentes, carreteras, tuberías, acueductos construidos lo fueron sin supervisión, con una sola lógica, la de engañar al Estado y participar del desfalco, se derrumbaron. No así las obras de Trujillo, son las de la «democracia» como Baninter, se debe hablar de una estafa general al Estado dominicano por las malas prácticas y por la ineficiencia técnica de los organismos de supervisión del Estado, por no combinar concursos públicos – responsabilidad –  profesionalismo. El país paga dos veces por todo ese pasivo acumulado.

El Estado dominicano fue invitado por el FMI a abandonar los asentamientos campesinos, la reforma agraria, los subsidios y lo hizo, pero nunca tuvo una política de gastos sociales donde la propiedad de la tierra para pequeños proyectos rurales y urbanos, económicos pudieran sustituir esa empobrecedora asistencia, que consiste en reemplazar pisos de tierra por pisos de cemento, regalar planchas de zinc hasta para paredes, nunca el Estado dominicano debió permitir esa coincidencia entre pobre vivienda y pobres ingresos.

El resultado esta allí, no acusen la deforestación, ni hablen de lavamanos ni brócolis, ni de vivienda. El resultado de la tormenta Noel es el producto de la expropiación, de la exclusión, de la concentración de la propiedad de la tierra, entre quienes la necesitan para multiplicar sus fortunas y los que la necesitan para trabajar y poder vivir.

Tierra es lo que falta, tierra es lo que necesita la gente, no vivienda, no ropa, no comida, es Tierra de la que se cultiva, de la que se tiene con un título, de la que permite fabricar casas donde los sueños no sean interrumpidos por los rugidos de las aguas, de los derrumbes ni de las inundaciones.

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