Se afirma sin confirmación, que en Colombia se escribe y habla un castellano tan castizo o igual que el de la península Ibérica.  La compañía que construyó, tanto la indebidamente nombrada «Autopista del Nordeste», como el también erróneamente denominado “Bulevar Turístico del Atlántico” es de nacionalidad colombiana, por lo cual nos extraña el uso indebido del lenguaje en estos apelativos.  Veamos el por qué.  Según el Diccionario esencial de la lengua española, editado por la Real Academia Española 2006, “Autopista. F. Carretera con calzadas separadas para los dos sentidos de la circulación cada una de ellas con dos o más carriles, sin cruces a nivel”.  Es obvio, que la mal llamada “Autopista del Nordeste”, ni tiene calzadas separadas para los dos sentidos, ni tampoco tiene dos o más carriles y mucho menos  cruces a nivel.  Se trata, en consecuencia, de una carretera simple y normal, llena de vicios de construcción, como es la ausencia de peraltes en las curvas, lo que ha ocasionado múltiples accidentes, algunos de ellos mortales.

   En lo referente al “Bulevar Turístico del Atlántico”.  Conforme a la definición del diccionario anteriormente citado “Bulevar. M. 1. Calle generalmente ancha y con árboles. 2. Paseo central arbolado de una avenida o calle ancha”.  Entendemos que no hubiese objeción en definir esta carretera como  “panorámica”, ya que en verdad, el verdor de la montaña, el paisaje bucólico y el mar en la lontananza hace que la vista no sólo se recree, sino que también el aire yodado proveniente del mar,  se impregne en todo el cuerpo del viajero.

   Hace unos meses, en el periódico  Diario Libre, el amigo Eduardo García Michel describió magistralmente el recorrido de esta carretera de apenas 23 kms. que sin embargo el peaje, cuesta la friolera de RD$450.00; es decir, RD$19.57 el kilómetro.  Al cobrar esta elevada tarifa, la compañía colombiana, que según se dice cuenta entre sus socios un elevado funcionario del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones, comete un abuso contra una provincia que es de las más pobres del país, aunque sus bellezas la sitúan entre las más admiradas del Caribe.  Pero, las infraestructuras turísticas, el atractivo de sus playas y cayos, así como la bahía histórica de Samaná y la visita al santuario de las ballenas jorobadas, no son de la propiedad de sus ciudadanos, sino que son explotadas por extranjeros o nacionales que no viven en la provincia.

   La “Autopista del Nordeste” es harina de otro costal.  Dividida en tres estaciones de peaje, en pequeños tramos como el que conecta de la carretera Mella hasta Las Américas, a un costo de RD$60.00, siguiendo con el más largo que cuesta RD$161.00 para terminar en el último con un importe de RD$190.00 hasta Rincón de Molenillo, la convierte, a nuestro entender, en la carretera más cara del Caribe.

Las tarifas que hemos enunciado son para vehículos, ya que para los autobuses y camiones, dependiendo de sus ejes, son elevadísimas.

   En defensa de la compañía colombiana podemos decir, que existen rutas alternativas libres de peaje.  Escuchamos al doctor Enriquillo Rivas y ayer lo comprobamos, que la antigua carretera Sánchez-Las Terrenas, ha sido pavimentada y que apenas significa diez minutos más en llegar a destino.  Para nosotros, esta ruta es más panorámica que el Bulevar, ya que se observa desde lo alto la desembocadura del río Yuna, los mogotes de Los Haitises, la villa de Sánchez y la esplendorosa Bahía de Samaná.  Por lo tanto, de no bajar el impuesto por rodaje, auguramos poco éxito al falso y artificioso “bulevar”.