En una novela de Asturias, la hija del hacendado cabalga un hermoso corcel llevando pantalones y ropa ajustada y botas varoniles. Su tío la interpela: “¿No te da vergüenza que la gente te vea andar así, como hombre? _Tío, no hay nadie. Solo hay unos indios.”
Si hay unos haitianos semi-desnudos trabajando en una excavación en plena Churchill, probablemente usted transcurrirá sin notar su presencia.
Algo similar le suele ocurrir a gentes de la política y del mundo de los lavados y los negocios de trastiendas: No toman en cuenta la presencia del personal de servicio, camareros, asistentes y demás. De ahí, que las agencias de investigación y la prensa inteligente con mucha frecuencia los utiliza como informantes. Por ello salen esas fotos y rumores que, a conveniencia, agencias, gobierno y otras entidades de poder e influencia dan a la luz pública de algún modo. El número de haitianos indocumentados en el país no se puede saber con exactitud. No podemos confiar en un censo de grupos migratorios y esquivos que, como los haitianos indocumentados, ninguna autoridad tiene idea de sus patrones de desplazamiento y asentamiento en el territorio nacional.
Los dominicanos le ponemos, todavía, demasiado poca atención al asunto. Ocurre algo muy similar con la contaminación ambiental: el concepto de contaminación y el grado de apercibimiento y tolerancia varían grandemente de un grupo social a otro, de una persona a otra. Muchos de los problemas de higiene y salud, de ornato y limpieza tienen que ver con la formación (desde niños) que han recibido nuestros síndicos, ediles, trabajadores y agentes de limpieza, salud y civismo. Otro tanto ocurre con las violaciones del tránsito. Si el agente de AMET nunca ha conducido o tiene poca experiencia como conductor, tiene dificultad para reconocer muchos de los tipos de peligros, obstáculos y situaciones que dificultan el flujo vial. Cuando el desorden es “normal”, “cultural”, el problema no es en absoluto percibido ni registrado por las autoridades. Por eso, entre otras causas, usted los ve echándose fresco o cogiéndolo suave.
La mayor parte de estos problemas puede ser atacada si el agente conoce al menos la ley de tránsito. Pero normalmente, un Amet ni siquiera percibe la violación de un carretillero, coquero, o frutero que arrastra su carreta en vía contraria por todo Naco. Ni se percata de los estacionamientos ilegales de motoconchistas y taxistas, ni de las paradas improvisadas a unos metros de la esquina.
La percepción de las gentes y los animales no solamente es selectiva, sino que está condicionada por la cultura, el entrenamiento y los intereses de cada grupo o individuo.
Se asegura que hay intereses y negocios en ese desorden; que como las pocilgas y la pulpa del café descompuesta: huelen mal a los vecinos… y a los dueños, a papeletas.
Tampoco les molestan (por ahora) a los ricos los indocumentados. A pobres y campesinos les empieza a molestar. Está cerca el día en que la presencia masiva de indocumentados será intolerable. El pez percibe el agua… cuando ya es pescado.