Le conocí cuando ambos fuimos diputados en 1982. Compartí junto a él experiencias legislativas durante ocho años, de allí nació una sincera amistad que perduró hasta su partida a destiempo el pasado día 15 de agosto.
Norge Botello fue sin dudas un hombre extraordinario de una firmeza de carácter y una conducta personal inquebrantable. Nunca le oí hacer galas de su heroica participación en la guerra reivindicadora de abril, nunca reclamó nada a cambio, aunque todos sabemos que mucho le correspondía.
El destino sin embargo le guardaría satisfacciones, reflejadas en los eficientes servicios que prestaría a su Patria en su vida pública, desde la Presidencia de la Cámara de Diputados, la Secretaría de Interior y Policía, la Dirección Portuaria y, finalmente, en Aeronáutica Civil, donde demostrara su eficiencia y capacidad como funcionario público.
Norge se ha ido, la Patria agradecida supo brindarle el justiciero homenaje que se merecía. Su recuerdo perdurará como imagen imperecedera de su ejemplar conducta. Al decir adiós al amigo, quiero unirme a sus familiares y compañeros del Partido de la Liberación Dominicana en el dolor que les embarga.