Hemos llegado, entonces, a un objetivo bien definido, esto es, iniciar la lucha de todo el pueblo dominicano, enfrentando la corrupción, no importa qué Gobierno la sustentó entre sus allegados ¿Cómo hacerlo? La respuesta consiste en que el Gobierno de turno establezca la regulación de todas sus actividades, esto es más y mejores controles para evitar que la ineficiencia del sector público honesto esté en alerta denunciando, aunque sean sus compañeros de partido los que violen las leyes existentes, porque ya no se necesitan nuevas leyes, pues su demasía es muy peligrosa.

Para resolver el problema de la corrupción, además de descentralizar las funciones del Gobierno y poner al frente de todos los sitios claves profesionales honrados y mejor capacitados, con lo cual rompería el círculo de la corrupción que es de desconfianza, con lo cual podríamos alcanzar disminuir bastante la corrupción actual que se manifiesta, entre otras modalidades, por la lealtad o sumisión de ciertos funcionarios y empleados públicos, que piensan que no están destruyendo al país y, por consiguiente, la consigna del momento es la unión pacífica de todos los dominicanos, para que evitemos que la República Dominicana deje de existir.

De lo ya expuesto se deduce que es necesario crear nuevos puestos de trabajo, lo que es posible obtener incentivando a la clase media con leyes especiales y a la vez reduciendo el número de empleados del Gobierno y dando facilidades en la constitución de nuevas empresas y fortaleciendo las existentes. Nuestro presidente de la República puede constituirse en ese emprendedor y guardián de nuestra República, para evitarnos ese gesto y para que en el mañana no se diga su gobierno se convirtió en un país lleno de leyes que hacen “cuanto más corrupto un Estado, más leyes tiene “y que surgen nuevos liderazgos ejemplos para todo el mundo, porque es una administración más moderna y efectiva.