¿Quién podrá decir: Yo he limpiado mi corazón, limpio estoy de mi pecado? Proverbios 20: 9
La verdadera manifestación del que ha creído con el corazón es el arrepentimiento de sus pecados. Da testimonio de que Jesús es real en su vida, y no algo momentáneo, lo cual pasaría y no se recordaría más. Se esfuerza para ser mejor, siendo su vida un reflejo de Cristo, y por nada permite que sus vestiduras se manchen. Sabe lo que es el pecado, pero también ser libre de este.
Además quiere ser ejemplo para aquellos con quienes caminó, juntos en delitos y pecados, a fin de que puedan ver el cambio que Jesús hizo en su vida. Da a demostrarles que sí se puede cambiar, que solamente se necesita creer y tomar la decisión.
Estas señales son las que demuestran que hay convicción de pecado y que se está agradecido de Dios por lo que ha hecho. Nos sacó de toda esa inmundicia y nos limpió de todo pasado, por medio de Su sangre preciosa que se derramó en la cruz del calvario. La misma está para todos los que quieran salir de esa condición de vida y vivir en santidad.