Nos quemamos en matemática, ciencia y lectura en la evaluación Pisa

Nos quemamos en matemática, ciencia y lectura en la evaluación Pisa

Si mi madre viviera tuviera 90 años, cuando tenía 60 no calificaba para un préstamo en el banco y yo debí firmar por ella. Mientras el agente del banco hacía los cálculos del préstamo en una calculadora, ella se le adelantó y le dijo el monto que debía pagar dada la tasa de interés del préstamo. El banquero hizo una pausa para preguntarle cómo ella era más rápida que la máquina, y le respondió: “esa es una simple regla de tres”.
Mi madre llegó hasta 5to. curso y discutía con los bachilleres; fue mi asesora en matemáticas, ciencias y en muchas otras cosas porque la escuela la preparó para la vida. Sabía bordar, coser y sobre todo urbanidad: respeto por los mayores, a los símbolos, en fin, tenía una formación envidiable; logró alfabetizar a muchas personas que querían aprender a leer y a escribir.
Se preguntarán en cuál colegio estudió mi madre. Estudió en la escuela de su campo, en Loma de la Joya, con unos maestros que ella siempre mencionó como el señor Gómez y su esposa Mercedes, sus maestros.
Era la escuela hostosiana, esa que proscribió Trujillo, porque ponía a pensar al estudiante lo que veía como un peligro para sus planes dictatoriales.
Cuento todo esto porque al desaparecer la escuela fundada por el Ilustre sembrador, como le llamó Juan Bosch a Eugenio María de Hostos, la educación de nuestro país fue a la deriva y la inversión se concentró en la construcción de planteles, antes que a la preparación de buenos y verdaderos maestros como los que se formaron bajo la dirección de Eugenio María de Hostos.
Mi esposo Daniel Toribio fue siempre educador, dio clases de matemáticas en varios colegios y escuelas, así como en varias universidades y tiene la convicción de que en este país se debe enseñar matemáticas y a leer y escribir bien. Alega que con esas habilidades las otras vienen fáciles porque la ciencia está vinculada con las matemáticas y si se sabe leer bien la ciencia se entenderá mejor.
Si Juan Bosch estuviera vivo haría críticas duras a sus sucesores en el PLD, que no han logrado articular un plan que muestre resultados tangibles; más bien han seguido construcciones de planteles dejando de lado lo fundamental: la formación de verdaderos maestros para cerrar así la brecha de la desigualdad.
Esta reflexión surge al conocer el Informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes o Informe PISA (por sus siglas en inglés: Programme for International Student Assessment).

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