Nosotros y  el tráfico humano

Nosotros y  el tráfico humano

Es común ver a niños haitianos mendigando en esquinas de nuestras ciudades. Aunque se les ve solos no sería extraño que sean vigilados por  adultos que los utilizan. Algunos solo hablan creole y eso podría significar que  son recién llegados.  ¿Cómo ingresan al país estos pequeñines? Necesariamente hay que sospechar que son producto de un intenso tráfico humano desde Haití y que tiene complicidades a ambos lados de la frontera.

 Al margen de que Estados Unidos se toma siempre la libertad de “certificar” o “descertificar” países según convenga a sus intereses, el Gobierno dominicano está en el deber de hacerle frente a esta situación. Debido al cólera, se ha intensificado la repatriación de indocumentados haitianos, pero no hay indicios de que se le esté dando seguimiento al tráfico que da como resultado la presencia de estos niños haitianos.

Luis CdeBaca, funcionario del Departamento de Estado, dijo al diario El Nuevo Herald, de Miami, que Estados Unidos podría sancionarnos por no enfrentar la situación. Ya veremos. Pero los niños haitianos que vemos en las esquinas serán los adultos indocumentados de mañana, probablemente apátridas, agrandando el grave problema de exclusión social que tenemos. Hay que trazar políticas claras contra ese tráfico humano, al margen de lo que se diga o haga desde el norte.

Polón: una pérdida inmensa

Con la muerte del ingeniero Roque Napoleón Muñoz -Polón- se cierra un capítulo de lucha por los valores morales y el respeto de la ética. En su amplia hoja de servicio como funcionario público, dirigente deportivo o sindical hay el común denominador de la verticalidad. Fue un abanderado de primera línea contra el otorgamiento de obras de grado a grado y las compras sin licitación. Fue deportista consumado en varias disciplinas, impulsor de juventudes y un dirigente laureado  local e internacionalmente por sus altos méritos.

 Polón nació en La Guajaca, Monte Cristi, el 13 de enero de 1928. Cursó estudios en Santiago y luego vino a la Capital para estudiar Agrimensura y luego ingeniería civil en la Universidad de Santo Domingo. A Polón le sobreviven su esposa Xiomara Aleida Benedicto Fernández y sus hijos José Leopoldo, Aleida Josefina, César Guillermo, Marisol Altagracia, Roberto Rafael y Roque Napoleón. A ellos nuestras condolencias.

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