En los acordes institucionalistas que ejecuta el país como parte del concierto democrático, suena fuera de tiempo y de tono cualquier advertencia militarista que pretenda colarse como  supuesta defensa del voto por medios ajenos a los del  ordenamiento jurídico de la nación.

Gracias a una inquebrantable voluntad mayoritaria de este pueblo, la bota y el fusil dejaron de ejercer la función de censores políticos por encima y en reemplazo de toda regla de Derecho. Los partidos políticos y sus militancias saben muy bien con  cuáles medios se ejerce y se defiende el voto, y sobre todo, en quienes han delegado la autoridad para resguardar y hacer respetar la voluntad expresada en libre sufragio.

La reflexión anterior tiene que ver con el hecho de que a este medio ni a este país les pasan inadvertidos los propósitos perturbadores que entrañan estas proclamas. En el decurso del proceso democrático que tuvo sus inicios a partir de la caída de la tiranía de Rafael Trujillo, el pueblo dominicano ha dado muestras cada vez más firmes de adhesión a los instrumentos institucionales diseñados y entrenados en la organización,  administración y arbitraje de las elecciones. Ha perdido el temor por las botas y los fusiles como elementos de coacción y censura políticas y por esas razones le suenan a estridencia, a notas fuera de tiempo y de tono, estas proclamas salidas del zafacón de la historia.

El país bajo el Poder Electoral

A partir de hoy, la Junta Central Electoral (JCE) asume el control de los recintos en que estarán instalados los centros de votación para las elecciones presidenciales de pasado mañana, viernes. Este paso lleva a dichos centros a personal entrenado de todo el país, gente que desempeñará la delicada tarea de administrar el proceso hasta los resultados finales. Es una tarea que se asume con mucho rigor y celo, para que la única imposición sea el cumplimiento de las reglas de equidad.

En las próximas horas estos recintos estarán resguardados contra todo intrusismo. Es un ejercicio que hemos ido modernizando en la medida en que la experiencia de cada elección nos plantea retos y nos indica el camino a seguir. Es parte del colofón de la fiesta democrática de que habremos de participar a partir del viernes a las 6:00 de la mañana. Como se ve, el Estado de Derecho y la civilidad han establecido sus reglas y éstas se cumplen al pie de la letra.