Todo parece indicar que la convención excluyente efectuada el domingo pasado por el PRD será decisiva en un mayor resquebrajamiento de la ya endeble cohesión de esa organización. Pero ese es un derrotero trazado por el historial de conflictos internos que han estado zarandeando a este grupo. Lluvia sobre mojado, diría cualquiera. Lo que salta a la vista es que el organismo que debe velar por la integridad de los partidos no actuó para evitar que esa convención ensanchara más la división.

La Ley Electoral no dispone que la JCE observe o supervise las convenciones de los partidos políticos. Sin embargo, la ley deja a discreción de ese organismo el valerse de este recurso para que actúe en consecuencia si cree inminente algún evento que perjudique la democracia interna de un partido por causa de exclusiones y violaciones de los derechos de miembros legítimos a los que se les impida participar.

Con esa discrecionalidad a su servicio, la JCE pudo haber actuado para evitar, al menos, esas exclusiones violentas, ejercidas con las armas, que ahora echan más leña al fuego del conflicto. Nos espera un proceso de confrontaciones en el plano jurídico, pero también entre seguidores de los que se alzaron con un triunfo cuestionado y de los que consideran violentados sus derechos. La JCE pudo haber maniobrado para evitar esto. ¿Por qué no lo hizo?

La pieza clave que faltaba

El jefe de la Policía admite que la criminalidad desborda la capacidad de respuesta de esa institución. Lo ha dicho justo en la ceremonia de inauguración del Centro de Inteligencia contra el Crimen Organizado. En toda su historia, la Policía ha creado un número significativo de departamentos de investigación cuyas funciones se afianzan precisamente en la inteligencia. Nosotros aspiramos a que el nuevo centro sea la pieza clave que faltaba para que la labor policial sea más eficiente y certera.

Lo menos que se puede esperar es que el nuevo centro acoja a lo mejor del personal policial en materia de inteligencia e investigación, para que podamos dar un paso al frente en el mejoramiento de la seguridad ciudadana. Empecemos por admitir que la inseguridad no es una simple percepción, sino un estado de cosas real y palpable. Pongamos a rendir frutos esta pieza clave que hacía falta en la Policía.