Notas discordantes

Notas discordantes

Claudio Acosta

Notas discordantes.- Hay cosas en la vida que por un simple y natural sentido de humanidad uno no le desearía ni a su peor enemigo, como por ejemplo la campaña de difamación de la que es víctima la Ministra de Interior y Policía Faride Raful, quien ya anunció que apoderó a sus abogados para llevar a los responsables ante la justicia. Y como se trata de una perversidad de la que nadie está a salvo, sobre todo si tiene una vida mas o menos pública, las reacciones de condena y rechazo a esa campaña no han parado de producirse, al igual que las expresiones de apoyo a la funcionaria y su decisión de llegar “hasta las últimas consecuencias”. Es el caso de la doctora Milagros Ortiz Bosch, directora General de Etica e Integridad Gubernamental, quien ayer le ofreció su apoyo a la funcionaria, a quien afirma vio crecer desde niña y considera una mujer honesta al servicio de su país, y también lo hizo el Vicepresidente Ejecutivo de Finjus, Servio Tulio Castaños Guzmán, quien rechazó que a través de las redes sociales se pretenda normalizar la destrucción moral de ciudadanos que se dedican al servicio público.

Las notas discordantes las pusieron los voceros en la Cámara de Diputados de La Fuerza del Pueblo y el PLD, Rafael Castillo y Gustavo Sánchez, respectivamente, que consideran que la ministra “cosecha lo que sembró cuando estaba en la oposición”, como si criticar a los gobiernos del PLD fuera un pecado que merece el peor de los castigos. Un razonamiento que muestra, con particular crudeza, las miserias de la politiquería. ¿Qué tan bajo hace falta caer para justificar esa infamia? Habrá que preguntarles. Por suerte para los honorables la decisión de Faride de llevar su caso a la justicia, a lo que hay que sumar las querellas contra sus difamadores de Mariasela Alvarez y los periodistas Marino Zapete, Edith Febles y Altagracia Salazar, probablemente evite que en el futuro ellos mismos o cualquier otro pase por una experiencia tan desagradable, pero no esperemos que lo agradezcan o lo reconozcan. Sería pedirles demasiado.

Puedes leer: Un problema de todos

Publicaciones Relacionadas

Más leídas