Novak Djokovic: el intruso entre Rafael Nadal y Roger Federer

Novak Djokovic: el intruso entre Rafael Nadal y Roger Federer

Novak Djokovic empató el récord de más Grand Slams con 32, empatando con Federer

A diferencia de Thanos, uno de los más famosos villanos de la historia del cómic, Novak Djokovic nunca tuvo la intención de convertirse en uno de ellos. El pecado original del serbio, por así decirlo, es que se entrometió en la histórica rivalidad entre Roger Federer y Rafael Nadal.

El pasado domingo, y un año después de haber sido deportado de Australia por incumplir las reglas sanitarias (no se vacunó contra el Covid-19), Djokovic volvió a Oceanía en busca de revancha. Había perdido el número 1 del mundo, y no pudo jugar valiosos torneos en los Estados Unidos, incluido el US Open, sin embargo, ganó Wimbledon y el torneo de Maestros, en el cierre de la temporada, y le puso la cereza al pastel al ganar el abierto de Australia y así empatar con Roger Federer como los que más torneos Grand Slams han ganado con 22.

Novak Djokovic con su copa Grand Slam número 22

En el ranking de “grandes títulos” que hace la ATP, que incluye los Grand Slams, los Masters 1000, el oro olímpico y el torneo de Maestros (ATP Finals), Novak Djokovic amplió su diferencia, con 66, ante los 59 de Nadal y los 54 de Federer.

El intruso entre dos grandes

Aunque ha conseguido muchos trofeos, no todo ha sido color de rosa para Djokovic. A mediados y finales de la década de 2000, el suizo Roger Federer y el español Rafael Nadal, eran las figuras dominantes del juego y también se habían convertido en los campeones más venerados del deporte blanco. Djokovic fue señalado como el tercer hombre, el aguafiestas, el intruso.

El tenis masculino solía estar dividido en dos bandos: o se estaba con Federer o en el tren de Nadal. Al principio, Novak Djokovic trató de ganarse a los fanáticos no solo con su juego, sino con su carisma y simpatía. Hacía imitaciones de otros jugadores: el gesto de Nadal antes de servir, entre otras, sin embargo, parecía que nada le daba resultado, porque no lograba seducir a los amantes de esta disciplina.

Djokovic, Nadal y Federer. (De izquierda a derecha)

Tuvo momentos de dificultad. Rompía raquetas cuando se enojaba durante sus partidos. Se empezó a mostrar falto de tacto en sus declaraciones públicas, de esos jugadores que tienden a decir lo que piensan sin preocuparse demasiado por las consecuencias. A pesar de que en más de una ocasión llegó a afectar su imagen, el plan estaba saliendo muy bien porque salió del anonimato y comenzó a hacerse notar en el circuito de la ATP.

Se consolidó en el Abierto de Australia de 2008, cuando logró su primer título de Grand Slam tras vencer a Jo-Wilfried Tsonga en Melbourne Park.

Al darse cuenta de que sus cosechas habían empezado a dar frutos, continuó con su comportamiento polémico y rebelde mientras se abría paso entre los grandes del tenis de la época. Puede que los gestos y acciones de Novak Djokovic no fueran de lo más escandaloso, pero comparado con la elegancia y clase de Federer no pasaban desapercibidos. Poco a poco se empezaron a formar nuevas rivalidades con Andy Murray y Stanislas Wawrinka, pero la que más le importaba al serbio era la que se había forjado entre Federer, Nadal y él.

Novak Djokovic ha ganado 92 títulos ATP, entre ellos 20 grandes. Una carrera que envidiaría cualquier jugador. Sin embargo, ha podido ganarse lo único que parece codiciar tanto como cualquier trofeo: el afecto de la mayoría los fanáticos del tenis. Buena parte de los aficionados, especialmente los incondicionales de Federer y Nadal, lo perciben como arrogante y altivo.

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