POR MARÍA DEL CARMEN PROSDOCIMI DE RIVERA
El título de esta novela de Angel Garrido, Premio Nacional 2004, apunta a la creación, al comienzo, al origen: Sabana de la Mar 1756 y, como está acompañado de si acaso, nos deja el interrogante con o sin dudas ni coma, es decir, quizás Génesis.
Este título final, ya que en su juventud el autor publicó algunos fragmentos con el nombre de Génesis y ocaso, en los que Sabana de la Mar se llamaba Puerto Pedregoso, nos indica el carácter fundatorio al mismo tiempo que el aura de vaguedad en la que envuelve el recuerdo. No estamos ante la crónica de la llegada de un grupo de familias canarias con antecedentes signados por el castigo o la culpa. No se trata de un Macondo tropical ni del relato de una familia. A simple vista podemos pensar en una fábula del maravilloso real latinoamericano, pero, lo extraordinario no es en Garrido un recurso estilístico. Lo fantástico se halla recubierto por las versiones encontradas, es decir, en el autor se da la posibilidad de lo imposible.
Angel Garrido nos ofrece una novela profundamente realista en la que Sabana de la Mar se vincula tanto con el descubrimiento hasta llegar al juicio a Jorge Blanco como con lo universal. El movimiento predominantemente centro europeizante se efectúa por medio de referencias y citas de filósofos y escritores, como Erasmo, Cervantes, Martí, Bosch, Campoamor, Machado, Hostos, Henríquez Ureña, Galíndez, etc, alternado y superpuesto al movimiento hacia lo nacional tanto en el uso muy peculiar de los proverbios como de las distintas visiones del pueblo y sus personajes que terminan universalizándose. Evelina se puede ver como la nueva Eva junto a Adón. Los nombres, en ocasiones son demasiado evidentes para no reparar en ellos, en otras, aluden como en la épica tradicional a alguna característica: Inmaculada Fuentes, Aurelina la del Pueblo Abajo, Alma Rosas, Fósforo o se nos develan al final, ya que como en las sagas se observa el empleo de una referencia o un atributo, así el padre putativo, la gitana, el hombre de la pluma, la amiga de la amiga, el jibarito, Bienvenido con su eterna agua endulzada con miel o los reales: Ricardo Garrido, los amigos de Bienvenido y de Fósforo, Teófilo Paredes, la señorita Elupina Cordero.
La novela está organizada en base a estos movimientos en torno a Sabana de la Mar, el país y el mundo con varios ejes narrativos: (i) período anterior al temblor: fundación y desarrollo, carta de la señorita Elupina en 1923, su historia, la matanza de los haitianos en 1937; (ii) temblor y maremoto, con el nacimiento de Evelina hasta sus amores con Fósforo y su suicidio; y (iii) viaje de Evelina y su vida en Puerto Rico hasta que decide regresar a Dominicana.
Mencionamos el título la vaguedad del si acaso. Esta indeterminación se logra con el empleo del tiempo. No es una historia ordenada históricamente en los años 40. Las fechas no son muy precisas como en la novela tradicional ni por medio de cartas o diarios. Hay segmentos, no capítulos, que se inician con en los primeros años posteriores a su partida, un día de verano, la tarde en que el chubasco aplacó el calor de la siesta, el último día del año, meses después o, en forma más clara Eran los tiempos de Hiroshima y Nagasaki. El mundo parecía confuso, Eran sucesos retroactivos, tiempos de música, maestro y de fervor en la Santa Elupina, Eran los tiempos de Pirre y Parra, o a la llegada de los americanos al pueblo en la segunda mitad del siglo como resultado de un convenio firmado entre la dictadura trujillista y el gobierno de los Estados Unidos para construir la base de proyectibles dirigibles.
En este aire difumado, las referencias a Trujillo señalan algunos puntos como el Discurso en Dajabón el 4 de octubre de 1937, el ajusticiamiento, el temor constante a las delaciones. Es el tiempo del recuerdo con avances y retrocesos, historias en la historia, anécdotas y citas, diálogos en los que se ve la preponderancia del empleo del retruécano del refrán. Es la crónica de los protagonistas mínimos y humanos, con aire de anales para dar una forma antigua, luego de consultas y cartas como refiriera Garrido en una entrevista, así como las invitaciones a un locrio, la multiplicación de los panes con las donaciones a la señorita Elupina, la cura momentánea de los locos atados como fieras o las enumeraciones incomparables en las que todo se reproduce y se unen los opuestos en una descripción magnífica como la del baile del merengue.
Hablamos del relato. En éste podemos ver (i) la historia en la historia: Cuando se habla de la señorita Elupina y la guardia suiza se pasa al General Macabón y la historia completa del mismo como en un juego de cajas chinas o cuando Ismael contempla a Bienvenido contemplar a su hijo; (ii) historias alternadas: Fósforo rompe una cadena, el temblor y la historia de la señorita Elupina; la gitana que Evelina ve antes de irse del pueblo y que será un recuerdo del futuro, y la misma gitana al final, contándole su origen; e (iii) historias superpuestas: las distintas versiones del maremoto con la mención de la señora del Pilar que calma las aguas y del globo que asciende y los fragmentos de los dos grupos organizados o la historia de Diego de Lira muy marcada por los paréntesis.
En un mundo lleno de creencias, donde lo imposible por momentos es real: Aurelina resucita a una niña antes de atender un parto; el camello de la muerte anuncia el suicidio de Fósforo, el mismo temblor se ve como purificación a la buenaventuranza y se menciona al Dr. José Gregorio Hernández para evitar los males de romper una cadena. Junto a las creencias hay un plano donde lo real está subrayado por los abusos del régimen, el temor. La muerte de un civil que se hace pasar por asesinato, el crimen de la niña haitiana y el genocidio, la historia de Galíndez y la inauguración de la carretera en 1938.
Así como existen creencias que se vinculan con el más allá y la mediunidad de ciertas personas con dones naturales, nadie pareciera reparar en el globo que se eleva sobre la capilla de la señorita Elupina. El comentario de Fósforo es sobre el nacimiento de Evelina no sobre la imagen de Jesus. Tampoco observan el remolino que se lleva la última copia del plano del tesoro de Diego de Lira.
Real es la tendencia a la exageración, la norma establecida para la chanza más que el escarnio, el humor que brota en las anécdotas como el espectáculo montado para no seguir caminando sobre el vidrio inglés, las técnicas mnemotécnicas para recordar o un poco amargamente los pasos dados por los traficantes de blancas.
El estilo de los diálogos con sus proverbios se aglutina en las descripciones en párrafos de oraciones muy largas y concatenadas como el momento en Puerto Rico, cuando cantan el merengue sobre el coquí o el nacimiento de Evelina a través de la bola de cristal con la fuerte imagen de la samanesa con la flor en la cabeza espiando a su madre. Es una crónica que incluye crónicas reales como la historia de Diego de Lira o las versiones sobre bolos y rabudos, con pasajes de narración oral, relatos como el de la alcaldesa que trae la nieve a Puerto Rico o la muerte de la señora Cohete. En otros se acentúa la antigüedad hasta en los vocablos Dulce y decoroso era vivir al socaire de la calma, el país no era otra cosa que una arquidiócesis, tres diócesis y una prelatura nullius.
Si el nacimiento de Evelina coincide con el temblor, su segundo nacimiento simbólico, el descubrimiento de su origen, adelanta el fin para el que necesita tiempo. La prueba de la muerte de Fósforo y su culpabilidad la impulsarán al viaje a Puerto Rico, sus aventuras, la vida allí con el conocimiento del amor y de sí misma hasta la despedida y el poema dedicado a sus compañeros. Este periplo cierra la narración ya que pese a su circularidad su destino está abierto; mientras los otros personajes ya han pasado, ella será al mismo tiempo recuerdo y futuro, futuro que adelantara en su primera visión.
León David habla de un relato que más que invento es interpretación de la riqueza de la realidad, su extrañeza apabullante, su absurda y sin embargo lógica urdimbre existencial. Nosotros resaltamos la apuesta hacia el pasado desde un ritmo presente gracias a un estilo que se afirma en la lengua como tentativa de aprehensión de lo vital.