Iniciar una relación de pareja a temprana edad, cuando no se cuenta con una madurez mental ni un completo desarrollo fisiológico, puede acarrear diversas consecuencias, no solo para los miembros de la prematura pareja, sino para su entorno.
Zuleyma Rosario, psicóloga clínica y terapeuta familiar explica: “Cada vez es más común ver a chicos en plena pubertad o iniciando la adolescencia llevando relaciones de noviazgo. Si bien es cierto que a esta edad es que se empieza a experimentar algún tipo de sentimiento o atracción por alguien, lo cual es completamente normal, no es menos cierto que si este proceso no es bien entendido y manejado puede tener grandes riesgos y acarrear grandes consecuencias para el chico o la chica que lo experimenta”.
“Es evidente que en la actualidad existe una tendencia en los adolescentes a llevar una vida precoz en todo el sentido de la palabra”, opina la especialista.
Atribuye esta conducta a la desintegración familiar, la confusión de valores, el acceso a la tecnología y a la información de forma desmedida; así como la creencia de que se puede llevar una vida ostentosa de forma rápida y fácil.
Entiende además que la cultura machista, combinada con una deficiente educación sexual, son algunas de las causas que han dado paso a que los jóvenes no vivan sus etapas una a una acorde a su edad, sino que hay una competencia y una agudeza mental que no se está canalizando de forma sana.
“Todo este bombardeo externo hacia un ser humano en formación, que está construyendo su personalidad, formando su autoestima y descubriendo sus intereses, sumado a procesos fisiológicos que incluyen el desarrollo hormonal, lo hace vulnerable a múltiples riesgos, entre ellos la elección de la persona inadecuada, relaciones de violencia marcadas por agresiones físicas y verbales que muchas veces pueden terminar en tragedia.
Rosario explica que de la mano con esto va la baja autoestima, ya que los adolescentes tienden a sobredimensionar todo lo que les ocurre y asociarlo con su valor personal y ante cualquier decepción, ruptura, infidelidad o diferencia puede verse afectados.
“La iniciación sexual a destiempo y la promiscuidad, también es otro elemento a considerar, debido a la poca conciencia sobre la responsabilidad que implica la sexualidad y que las primeras experiencias tienden a influenciar de forma directa en las venideras”, enfatiza la psicóloga.
Las enfermedades de transmisión sexual y los embarazos no deseados también son factores de riesgo en estos casos.
“La ausencia de metas y objetivos personales en la vida, es otro elemento común en este tipo de relación, ya que por el hecho de no vivir las etapas como corresponden pueden desarrollar un vacío que les impide desarrollar sana identidad e intereses. La depresión, también es un factor común en los jovencitos que inician una relación de noviazgo a temprana edad”, alerta.
La especialista recalca que una relación de este tipo puede llevar a uno de los miembros al suicidio.
“No podemos dejar de lado el hecho de que muchos jovencitos se quitan la vida ante una pelea, una ruptura o separación física de esa persona que sienten que es “todo su mundo”, concluye Rosario.