“Noviembre” y el riesgo de novelar la masacre de los jesuitas en El Salvador

“Noviembre” y el riesgo de novelar la masacre de los jesuitas en El Salvador

San Salvador. Antes del horror, el padre Ignacio Ellacuría escuchó las botas en los pasillos y “comprendió todo con claridad”, pero “no tenía miedo” porque “ya no había de que preocuparse”, narran las primeras hojas de la novela “Noviembre” del salvadoreño Jorge Galán, que cuenta la masacre de jesuitas en 1989.

Galán, de 42 años, presentó recientemente en El Salvador su novela “Noviembre”, editada por Planeta, en la que “ambienta” con ficción la matanza de seis sacerdotes jesuitas y dos de sus colaboradoras, cometida por una unidad de elite del Ejército salvadoreño el 16 de noviembre de 1989.

Esos asesinatos se perpetraron en el marco de la ofensiva guerrillera “hasta el tope”, en los años finales de la guerra civil salvadoreña (1980-1992) que enfrentó al Gobierno, financiado por Estados Unidos, y a la guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), ahora en el poder.   «‘Noviembre’ cuenta la historia de la semana de la ofensiva y se ahonda en la historia de los seis padres jesuitas”, dijo el escritor a Efe durante la presentación de la novela el miércoles pasado en el campus de la Universidad Centroamericana (UCA), cercano al lugar de los hechos.

“Creo que es una historia que merece la pena que la gente vuelva a saber de ella, que merece la pena que se hable de estos hombres, reivindicar esa historia y su sacrificio”, expuso el también poeta.   Según Galán, “cualquier riesgo por contar esta historia está justificado ampliamente”, sobre todo porque es conocida, causa controversia y por la que ningún alto mando del Ejército del país centroamericano ha sido condenado por la Justicia.

“Esta historia debería empezar en 1985, cuando un hombre en un aula poco iluminada preguntó (a un grupo de jóvenes seminaristas) si alguien quería ofrecerse como voluntario para viajar a América”, describe Galán en las primeras líneas de su libro.   “Aquella mañana, pese a la fascinación de todos los seminaristas, solo uno levantó su mano”, quién “poco después con una alegría creciente y genuina, empezó un largo viaje al otro lado del océano”, en referencia a Ignacio Ellacuría.

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