Un largo tronco de árbol, ramas, piedras y hierro forjado están colocados en medio de la calle Delmas 75, no lejos de la Embajada de Canadá, es una de las barricadas que a diario bloquean el tránsito desde hace mes y medio en la capital de Haití.
Bien vigilada por jóvenes de entre 17 y 35 años, la mayoría hombres, la barricada no permite el paso de automóviles ni de motocicletas.
“Esta barricada simboliza nuestro curriculum vitae, nuestro futuro y nuestra vida. Vivimos en un sistema que explota a las personas y conlleva desigualdades. Queremos otro sistema. Queremos dejar de vivir en un país que es un paraíso para un pequeño grupo y un infierno para la mayoría”, dijo a Efe Davidson Véus, coordinador de la organización Tèt Delmas, acerca del simbolismo de las barricadas.
Un poco más arriba de Delmas 75, otras dos barricadas- la primera está hecha de rocas y unos pasos más adelante, otra de hierro forjado que obstruye completamente el paso.
Las barricadas rebrotan a cada mañana en Puerto Príncipe, desde que se desataron las protestas el 16 de septiembre pasado contra el presidente Jovenel Moise, a pesar de los intentos puntuales de las autoridades de limpiar las calles.
“La primera de las demandas es la salida incondicional de Jovenel Moise. No le pedimos que abandone el país, sino que se quede y responda a las preguntas de la Justicia. E incluso después de eso, estas barricadas se quedarán para pedir que cambie todo el sistema”, añade Véus, que inspecciona las barricadas de los alrededores y da órdenes a los jóvenes que lo acompañan.
Durante no menos de 18 meses, los bloqueos de carreteras han sido una de las estrategias utilizadas en los levantamientos populares en Haití.
Tuvo su primer impacto entre el 6 y el 8 de junio de 2018, cuando el país experimentó su primer “cierre”, lo que llevó a la dimisión del primer ministro Jack Guy Lafontant.
Desde entonces, tales estrategias han sido utilizadas en Puerto Príncipe y algunas capitales de provincia por manifestantes que exigen una “tabula rasa».
“Las barricadas simbolizan la resistencia de los barrios a un Gobierno en el que no se ven a sí mismos y a su futuro y que los reprime. Este es un ejemplo de cómo la gente está tomando el control del territorio en manos del Estado”, dice el sociólogo James Beltis.
Durante más de siete semanas, Haití ha experimentado un nuevo levantamiento popular que comenzó con la escasez de combustible en el contexto de un país plagado de corrupción, desigualdad, inseguridad y hambre.
Las barricadas son diversas y variadas y se pueden encontrar en todas partes- en Delmas y Canapé-Vert, las dos avenidas que comunican el centro con el barrio acomodado de Pétion-Ville, y en la céntrica plaza de Champs de Mars, frente al Palacio presidencial, haciendo casi imposible la circulación de personas y mercancías.