POR BINGENE ARMENTEROS
Los artistas son algunos de los coleccionistas más ávidos en el mundo del arte. Por ejemplo en el siglo XVII el famoso pintor británico de retratos, Sir Meter Lely, tenía una de las colecciones de dibujos por Viejos Maestros más reconocida de la época. Igualmente, en el siglo XVIII el artista, Jonathan Richardson, era uno de los coleccionistas y conocedores británicos más nombrado por su colección de arte.
Pero el artista y coleccionista mundialmente reconocido es Edgar Degas que al morir no solamente tenía una colección con las mejores obras de arte Impresionista sino también obras de valor por los Viejos Maestros. Otros artistas como Jackson Pollock, Isamu Noguchi y Eduardo Chillida también coleccionaban arte; estos con la intención de crear un museo. En nuestro país el pintor y escultor Cándido Bidó ha creado una colección de arte dominicana de gran importancia.
Viajando en automóvil desde Santo Domingo se toma aproximadamente dos horas en llegar al museo. En este paseo uno se aleja del mar Caribe; el paisaje ahora es de las altas montañas de la Cordillera Central. Se llega al pueblo de Bonao localizado en un llano alejado del mar y con vista a las montañas donde el sol acompañado por la brisa fresca del campo ilumina al pueblo mezclando sus rayos amarillos naranja con el verdor del terreno campestre.
En Bonao no hay ninguna señal indicando la dirección del museo; sin embargo este es tan reconocido que al preguntar a cualquier persona en la calle le dan la respuesta, Siga, siga por esta calle principal, y verán una iglesia y ahí está. Y así de fácil se llega. En la plaza de la cultura de Bonao está el Museo de Cándido Bidó.
Bidó creó su museo después de varios años de esfuerzo. El tenía una escuela de arte en Santo Domingo, que en 1987 la mudó a Bonao para que muchos de los jóvenes del interior con esperanzas de ser artistas tuvieran un lugar cerca donde podían estudiar. El año que abrió la escuela en Bonao alquiló una casa a muy bajo costo. Mensualmente, pagaba 300 pesos de renta, $50 pesos de teléfono y 50 pesos de sueldo a cinco profesores.
Unos años después Bidó quería expandir y encontró un solar abandonado al lado de una iglesia donde el párroco de la iglesia quería mejorar el área. Bidó habló con el sacerdote y juntos fueron al ayuntamiento a solicitar ayuda económica para crear una Plaza de Cultura donde se remodelaría la iglesia y se edificaría la escuela y el Museo de Cándido Bidó. El ayuntamiento le donó el solar y la compañía de níquel en Bonao, Falconbridge les edificó lo que es hoy el Museo de Cándido Bidó.
Actualmente en la Plaza de la Cultura de Bonao se encuentra una iglesia, un pequeño parque y el Museo de Cándido Bidó. El edificio tiene en una de sus paredes un mural dedicado a la Falconbridge al ayuntamiento y al pueblo de Bonao. También en su fachada principal tiene otro mural, una de las típicas caras representativas de las obras de Bidó. El centro tiene tres pisos y un sótano que fue construido con la ayuda benéfica de la Falconbridge, Baninter y el gobierno.
A pesar de tener ya el museo terminado, Bidó siente que su sueño no está completamente terminado porque su idea original es tener cinco pequeños edificios: el museo, dos edificios de talleres, un teatro y apartamentos para hospedar artistas o visitantes extranjeros. El reconoce que está un poco cansado de luchar por ayuda para mantener un centro cultural, el maestro pintor ha creado sin duda uno de los centros culturales más importantes de la República Dominicana.
Llegar al museo es una experiencia visual. El centro sobresale de la arquitectura y lo rural de Bonao. La colección y misión del museo de educar a artistas y a la sociedad eleva a Bonao a un nivel cultural encontrado en los pequeños pueblos como Olana, Sleepy Hollow, Hernani, entre otros donde sus centros culturales marcan el pueblo donde están localizados como un lugar de gran importancia histórico donde los amantes del arte, historiadores, críticos, artistas deben visitar.
La entrada al museo es gratis. Tras unas puertas de cristal se entra a la primera planta donde se ve una exposición de Cristina Tiburcia, una de las primeras estudiantes de la escuela. Subiendo las escaleras se encuentra la exposición de Julio Valentín, director del museo y egresado de la escuela de arte de Bidó. En el último piso está una de las colecciones de arte más impresionantes de artistas dominicanos. Esta es la colección privada de la familia de Bidó que se la han prestado al museo.
Al subir al tercer piso uno ve diferentes obras de Bidó; el blanco de las paredes del museo se contrasta con el azul de sus obras que se ven desde las escaleras. Al llegar a la sala uno se encuentra con un retrato por Xandro Pinia, de Bidó. El pinta al artista orgullosamente parado con una paleta y un pincel frente a un cuadro de las palomas típicas que Bidó ha pintado durante toda su carrera.
A la derecha hay una ventana que permite que entre la luz diurna y en donde se ve a lo lejos las altas montañas de la Cordillera Central. El cielo azul o gris cuando está nublado permite que los rayos del sol entren e iluminen la colección de por los artistas más reconocidos de la República Dominicana.
En un lado del salón hay varias obras por Bidó, desde el inicio de su carrera hasta obras más recientes. Del otro lado del salón hay obras por los maestros del lienzo dominicano como: José Gausachs, Jorge Severino, Clara Ledesma, Ramón Oviedo, Yoryi Morel, Elsa Núñez, Iván Tovar entre otros.
El Museo de Cándido Bidó ayuda a uno a reflexionar sobre el arte a través de una experiencia visual. Aquí, bajo la poca supervisión y en el silencio del museo uno quiere tocar las obras, sentir las manos de los artistas para entender el proceso de creación, uno tiene conversaciones privadas con las obras donde uno se aprende los detalles más íntimos de cada cuadro, escultura e instalación.
El Museo de Cándido Bidó es un sueño del maestro pero para la República Dominicana es como el Centro Cultural E. León Jimenes y el Museo Bellapart un ejemplo de grandes filántropos que quieren aportar a la educación de su nación y que quieren impulsar el arte dominicano al espectro mundial.