Nuestra moral pendular

Nuestra moral pendular

Se puede afirmar que nuestra Constitución es progresista, de avanzada. En alguna de sus partes reconoce a la mujer derechos de equidad, pero los mismos que hicieron esta Carta, la violan en perjuicio de la mujer, en lo que concierne a la igualdad de oportunidades políticas. Esos mismos consagraron en otro artículo la brecha para que la mujer, en caso de riesgo para su salud, pueda interrumpir un embarazo sin ser perseguida por la ley. Pero los mismos que crearon ese “bajadero”, aprobaron un Código Penal que proscribe el aborto sin considerar atenuantes.
Esta moral pendular ha merecido fuertes críticas de personas e instituciones locales e internacionales. Lo más reciente a este respecto, es el llamado de un grupo de técnicos de la ONU, que critica el atraso de la República Dominicana en cuanto al respeto de los derechos de la mujer, y que reclama la despenalización del aborto bajo circunstancias atendibles. Sus juicios nos ubican entre una minoría de países del mundo que defienden este atraso.
Los senadores, que tienen en sus manos el proyecto de Código Penal que prohibe tajantemente el aborto, han escurrido el bulto y lo han dejado en manos de una comisión de estudio. Es un paso lamentable, para que la pieza quede para la próxima legislatura. Abogamos porque la decisión sobre esta legislación esté libre de dogmatismo y doble moral.

Sería juicioso ayudar a Haití

Algunas personalidades locales se oponen a que la Junta Central Electoral colabore con Haití en la organización de las elecciones que ha fijado para el 9 de octubre de este año, para reparar el vacío institucional causado por el fracaso de las votaciones anteriores. Esa oposición es irracional y desconcertante, fruto de un nacionalismo extremo que ninguna solución aporta a los problemas de carácter binacional.
Si ayudamos a Haití a organizarse y fortalecerse como Estado, estaríamos creando las condiciones para que muchos haitianos aprecien más a su país y se inclinen por vivir en él. No es por capricho que grupos empresariales dominicanos están impulsando proyectos de inversión en territorio haitiano. Ayudar a los haitianos a organizarse y prosperar en su territorio es lo más juicioso que los dominicanos podemos hacer.

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