Nuestra política monetaria en el contexto de las amenazas globales

Nuestra política monetaria en el contexto de las amenazas globales

Cuando la política monetaria funciona lo óptimo es no tocarla. Fue lo que decidió el Banco Central al dejar sin cambio en 5% anual su tasa de política monetaria (TPM) el pasado 31 de julio.
Razonó, así lo interpreto, que si la economía crece alrededor de su potencial y la inflación en junio de 1.91% está por debajo de la meta, no había motivos para variar el nivel de los tipos de interés nominales para depósitos y préstamos, que no castigan a ahorradores ni premian a deudores. Para alterar la liquidez del mercado, ralentizando el crecimiento de los préstamos en pesos al sector privado, que en julio creció a una tasa inter anual de 11.3%.
Que con un sencillo modelo poco es lo que podemos saber y predecir en estos extraños tiempos, sin duda desconocido para la política monetaria mundial, donde son cada vez más los inversores que pagan a los gobiernos por tener capital en bonos. Que a nivel mundial presenciamos un nuevo banco central, que con herramientas innovadoras se encarga de neutralizar los efectos de un mundo sin inflación, con recesión y bajo crecimiento económico.
Coyuntura inédita para los hacedores de política monetaria, sin referentes históricos para comparar lo que hacen ahora, que ha sido manejada con prudencia por nuestro BC, limitando la frecuencia de uso de su principal arma, de su arsenal la de mayor poder fuego, al tratarse de una política general que se propaga con rapidez en toda la economía. Me refiero a los tipos de interés, hace más de un año que no los utiliza, de manera específica desde junio 2015, cuando bajó su TPM en un cuarto de punto.
Lo cual sugiere que ha preservado su uso para cuando necesite reducir o encarecer el costo de producir y consumir en todo el país, alentar o reducir el crecimiento de la economía, prefiriendo otras herramientas para estimular a sectores específicos. En los Estados Unidos y en la Europa del euro les llaman programas de estímulos cuantitativos, aquí es lo mismo, solo que cambia de nombre. Desde hace tiempo se mantienen en vigencia programas de créditos en condiciones privilegiadas para beneficiar los sectores construcción y agropecuaria, el más reciente en la subasta de créditos a tasa fija hasta 15 años, para los productores agropecuarios y mipyme de San Juan de la Maguana.
Hay que decirlo, programas que han tenido y tienen su costo en el diferencial de interés, pero que los beneficios medibles dicen que han sido muy superiores, lo observamos en el aporte de los sectores al crecimiento del PIB. Como está probada la efectividad del arsenal de herramientas de que dispone nuestro BC, de manera particular la convencional, me refiero a la subida y bajada de los tipos de interés, interpreto que no subirán hasta que la inflación aumente.
Que no sería por ahora, se desprende leyendo la nota de prensa de la entidad bancaria, afirma que convergerá en la meta de 4.0%±1.0% en veinticuatro meses. Es decir, que no será en doce meses como se afirmaba en anteriores comunicados de prensa, lo que es buena noticia para los que compraron fiao. Y para los que piensan hacerlo.

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