Nuestras cuevas sumergidas

Nuestras cuevas sumergidas

POR  DOMINGO ABRÉU COLLADO
Un hermoso libro dio a la luz la Fundación Espeleobuceo Hispaniola y la Secretaría de Estado de Medio Ambiente y Recursos Naturales: Las Cuevas Sumergidas de República Dominicana. En éste se presentan fotos e información de 17 de las muchas cuevas sumergidas que existen en la República Dominicana.

El libro fue preparado por Denis Bourret, José Alejandro Álvarez, Santiago Camarena, Martín López Penn y Robert Pritchett, siendo los autores de las fotografías José Alejandro Álvarez y Denis Bourret. El grupo contó con la colaboración de la Secretaría de Medio Ambiente tanto para su equipamiento como para la publicación del libro, una joya única en su género en nuestro país.

Las cuevas sumergidas tuvieron el mismo proceso de formación que las cuevas que se aprecian en la superficie. Incluso, las formaciones secundarias que se formaron en ellas tuvieron también un proceso similar a las originadas en las cuevas y cavernas que no tienen agua. Pero, aparte de presentar la condición de inundadas o sumergidas para diferenciarse de las que no lo están, estas cuevas presentan una característica muy especial: son el resultado de un fenómeno que repetidamente afectó al planeta entero y que en nuestro país dejó sus huellas de miles y cientos de miles de años.

Los fenómenos a que hacemos referencia fueron las glaciaciones, cambios extremos en la temperatura del planeta que ocurrieron en cuatro ocasiones diferentes. El primer cambio (o glaciación) ocurrió durante el Pleistoceno inferior, es decir, hace entre 1.7 millones de años y 780.000 años, y ha sido conocido como Glaciación Gunz. La segunda y tercera glaciaciones ocurrieron fue entre 780.000 y 120.000 años, durante el Pleistoceno medio, y se les conoce como Glaciación Mindel y Glaciación Riss. La última glaciación ocurrió entre 120.000 y 10.000 años, durante el pleistoceno superior o tardío. En nuestro subperíodo actual, el Holoceno, no han ocurrido glaciaciones todavía.

Durante el período anterior al Pleistoceno: el Plioceno, se calcula una época preglaciar entre 5.2 a 1.7 millones de años. Ya en esa época la isla de Santo Domingo estaba completa y con miles de cuevas formadas, por lo que recibió seguidamente los efectos de las cuatro glaciaciones que siguieron. Eso significa que cuando ocurrió la primera glaciación y las aguas marinas se recogieron a causa de la congelación, se formaron cientos de cuevas entre la glaciación Gunz y la glaciación Mindel, tomándole para ello cerca de un millón de años, suficiente para formar cuevas y cientos de miles de formaciones secundarias.

En el período entre las glaciaciones Gunz y Mindel las aguas volvieron a ocupar los espacios abandonados e inundaron las cuevas formadas. Algo similar siguió ocurriendo durante las glaciaciones siguientes: al alejarse las aguas se mantenía el proceso de formación de cuevas y espeleotemas; al regresar se inundaban de nuevo.

Para la última glaciación, la Wurm, ya América tenía una población importante, y algunos grupos ocupaban cuevas que luego fueron inundadas al derretirse los hielos de esa última glaciación. El nivel del mar aumentó unos 120 metros en todo el planeta y miles de cavernas quedaron sumergidas de nuevo y detenido su crecimiento y el crecimiento de sus estalactitas, estalagmitas, coladas y otras formaciones cavernarias.

Eso ocurría hace unos 10.000 años, poco antes de que llegaran al Caribe los primeros grupos desde América del Sur, quizás empujados por los últimos fríos, por lo que las cuevas que utilizaron fueron las que todavía podemos ver secas, aunque en las cuevas sumergidas suelen aparecer señales del paso indígena por haberlas utilizado siendo cenotes, como sitios de ofrendas o de búsqueda de agua.

El libro Las Cuevas Sumergidas de República Dominicana es la primera revelación de los efectos que tuvieron sobre nuestras costas y cavernas esas glaciaciones. Quizás algún día vuelvan estas cuevas a estar libres de agua otra vez, para miles de años después volver a ser ocupadas por el agua, y así, hasta el hipotético fin de los siglos.

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