Nuestro gran experimento

Nuestro gran experimento

La tanda extendida de la enseñanza es uno de los más importantes esfuerzos que haya hecho el Estado por mejorar la asistencia social a la familia, valiéndose de un modelo que reemplaza la mera dádiva por una inversión con muchas posibilidades de garantizar un mejor aprendizaje. De principio, este modelo viene a compensar el persistente déficit de horas de docencia, que ha sido durante mucho tiempo uno de los flancos más débiles de nuestro sistema oficial de enseñanza.

Por el hecho de proveer a los estudiantes alimentos durante cinco de los siete días de la semana, la tanda extendida lleva una alta dosis de alivio a las familias de escasos recursos. Es una asistencia de indiscutible impacto social, cuyos beneficios hay que evaluarlos en función del aprovechamiento del tiempo de docencia y el efecto resultante en la formación de los estudiantes. Es una reducción provechosa de las horas de ocio de los hijos de miles de familias.

Valoramos en sus justas dimensiones este esfuerzo y proponemos que para garantizar su éxito se enfatice en el aprovechamiento didáctico de las horas de permanencia de los estudiantes en los planteles escolares. Que esta sea desde todo punto de vista una de las formas idóneas de hacer un uso provechoso de una parte del 4% del PIB que se está invirtiendo en la educación preuniversitaria desde el año 2013.

Alza de los peajes

El Gobierno ha decidido aumentar fuertemente los peajes y argumenta que lo hace para evitar un alza del costo de las placas. Esta decisión puede resultar injusta, toda vez que el costo extra de los peajes puede ser transferido al precio de los pasajes en perjuicio de los usuarios del trasporte público interurbano, así como a las tarifas de carga. En el caso de que el alza fuera aplicada a las placas, sería un costo extra pagadero una vez al año, y no varias veces al día como ocurre con los peajes en el caso del transporte público.

No sabemos de cuál criterio parte la sustitución del alza del uno por ciento anual a las placas por el exhorbitante porcentaje que se aplicará a los peajes cada vez que el conductor cruce por una de sus estafetas, que en muchos casos puede ser varias veces al día. Creemos que el Gobierno debe evitar tomar una medida de ese tipo, porque se presta a distorsiones indeseables.

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