Píndaro se ha montado en ‘una voladora’ y, en medio del caos del tránsito, ve con asombro cómo le pasan por el lado un grupo de motociclistas… ¡Son los Halcones!… El grupo de su amigo el Poeta de la Motocicleta, José Mármol –Jochy-… “¡Chofer, date rápido… alcánzalos!” –grita Píndaro-… En lo que canta un gallo, se ve justo al lado de ellos… “¿El Poeta y Soraya no están entre ustedes?” –pregunta a uno de ellos-… “¡Está examinándose para su tesis doctoral en el País Vasco!” -le responden-… “¡Chofer, dale pa’llá… Quizás me dé tiempo llegar a vivir esa experiencia!” –exclama-…
Aprovechándose de su poder de transformación, Píndaro cierra sus ojos… se sumerge en su intelecto… deja volar sus pensamientos y tiene la gracia de verse transportado a una gran sala, donde alcanza a ver al Poeta de la Motocicleta acompañado por el Dr. José Ignacio Galparsoro… Ambos caminan muy despacio por el recinto de sustentación de tesis de la Universidad del País Vasco, mientras proceden a ensayar un poco algo de lo que pasará al día siguiente…
Ya previo a este encuentro, parece que el futuro Doctor en Filosofía, junto a su esposa, se había mojado sus pies en las playas de la Bahía de la Concha y había disfrutado de un paseo en catamarán, además de ir a almorzar y cenar con profesores y amigos de la Facultad de Filosofía que, por unos cuatro años, estuvieron preparándolo para este trascendental encuentro con sí mismo. San Sebastián es la ciudad de la gastronomía española más universal… y, al disfrutar de ella, quiso aventurarse junto a su director de tesis y sus respectivas esposas cruzando a Biarritz, la playa del Cantábrico del lado de Francia… El comer frutos del mar le estaba permitiendo prepararse para la presión que se acercaba…Está próximo a culminar un proceso de casi cuatro años, trabajando un promedio de tres horas por día, con descansos y cumpliendo otros compromisos del doctorado como: publicación de artículos, ensayos, ponencias en congresos de filosofía, etc…
Un testimonio de más de 400 páginas conforman el cuerpo de trece capítulos de su tesis doctoral, cuyo título es: “Zygmunt Bauman y el problema de la identidad en la modernidad líquida y la globalización”.
Antes de que llegase este momento de pararse frente a un tribunal presidido por el filósofo, matemático y físico Dr. Víctor Gómez Pin; teniendo como secretario al director del Departamento de Filosofía de la Universidad del País Vasco en San Sebastián, el Dr. Nicanor Ursua; e integrado, además, por la destacada historiadora, doctora en Filosofía y Literatura y catedrática de la Universidad de Deusto, María Jesús Cava Mesa, ya el cachanchán y amigo de Píndaro había preparado y repasado durante todo el mes de agosto sus argumentos de defensa, y había también preparado una interesantísima sustentación visual…
El tiempo vuela y, con él, la imaginación real de Píndaro… El amanecer ha encontrado la solemnidad de una imponente presentación de tesis, de un dominicano que está maravillando a un jurado del más alto nivel de criticidad… Están tan impresionados por lo que escuchan que, de todos ellos, únicamente la doctora Cava Mesa está comentando, detalladamente, capítulo por capítulo, mientras los demás dialogan, hacen atinadas sugerencias, reflexiones profundas y, para beneficio del sustentante, coinciden en la recomendación de conminarlo a la pronta publicación de lo sustentado, para el conocimiento del público fuera de la academia… Al finalizar su sustentación, y siguiendo el ritual universitario del recién asumido doctorado, nuestro poeta ofreció un almuerzo a los miembros del tribunal examinador y demás profesores de la facultad, familiares y amigos que participaron en esta sesión de defensa de su tesis y, para ello, se fueron al restaurant más cercano de la facultad donde almorzaron y celebraron en grande este logro…
El espíritu de Píndaro está en el ambiente y no se ha querido perder ni un pelo –como él casi no tiene- y, en estos días subsiguientes, ha visto cómo la emoción ha arropado al nuevo Doctor en Filosofía dominicano y a Soraya su esposa, cuando ambos han cumplido con sendos compromisos asumidos mucho antes, de visitar la tumba del poeta español Antonio Machado, en el pueblo costero de Colliure, en Francia, y luego el monumento “Pasajes”, en el pueblo catalán de Portbou, construido en homenaje al filósofo alemán, de origen judío, Walter Benjamín, quien se suicidó en 1940, para no caer en las garras asesinas de los nazis que lo perseguían…
Ha sido una experiencia donde no ha habido sudores ni ataques de nervios… Por el contrario, siguiendo el dicho latino de Plinio el Viejo, de ‘Ningún día sin una línea’, nuestro Doctor en Filosofía, simultáneamente, está ya orientando su mente hacia el inicio de proyectos creativos…
Píndaro, no puede dejar pasar esta increíble experiencia de que su amigo el Poeta de la Motocicleta le permitiera a su espíritu, sutilmente, presenciar estas únicas e incomparables vivencias, y le susurra al oído: “Shuuuu…¿Cómo definirías esta experiencia de vida?”… Es ahora Jochy, quien con sus ojos cubiertos por unas ligeras lágrimas de felicidad, expresa: “Mis padres no tuvieron dinero con qué pagarme estudios universitarios… Éramos materialmente pobres… Pero, espiritualmente ricos… Debí salir de casa hacia la capital, y encontrar un trabajo, para entonces estudiar… Soñé, desde muy joven, con estudiar en Europa y alcanzar un doctorado… Las circunstancias no me favorecieron en aquellos años… Casi cuatro décadas después, lo he conseguido, gracias al apoyo y estímulo de mi familia y buenos amigos, y a mi férrea disciplina y amor por el conocimiento y la sensibilidad humana… Diría que es una aspiración hecha realidad… ¡Podría enseñar filosofía en cualquier universidad de la Comunidad Europea!”.