Nuestro próximo presidente

Nuestro próximo presidente

Nuestro próximo presidente lo será el candidato propuesto por el PLD para las elecciones del 2012. A no ser que algo muy extraordinario suceda, esa es la conclusión que se saca de la lectura de la última encuesta de la Gallup.

Cuando se preguntó: “De todos los partidos, grandes y pequeños que hay en el país, ¿cuál siente que más se identifica con usted?”, el 44.5% citó al PLD y el 32.7% al PRD, un margen de casi 12 puntos porcentuales.  Cuando se indagó por cuál  partido votarían en las elecciones del 2012 un 40% indicó el PLD y un 31% el PRD, un margen de 9 puntos porcentuales. Sin embargo, un 15% y un 24%, respectivamente, contestaron a ambas preguntas diciendo que no simpatizaban con, o no votarían por ningún partido, o simplemente no contestaron. Ajustando por ese dato, tendríamos que son un 52% de los sufragantes los que simpatizan por el PLD y un 53% los que votarían por ese partido, lo que significaría una victoria en primera vuelta.  Ese margen es recomendable ampliarlo para tomar en cuenta el 5.3% que declaró simpatizar por el PRSC y el 3% que dijo que votará por ese partido.

Hay dos factores que hacen suponer que esa situación se mantendrá hasta mayo del 2012. El primero es la división dentro del PRD donde, según la misma encuesta, la simpatía por Hipólito Mejía y por Miguel Vargas está dividida en un 31% para cada uno. Pero Mejía es el que está creciendo, al pasar de un 7% en noviembre a un 31% en junio y Vargas baja de 62% a 31%.  Ese aumento de Mejía conviene al PLD, pues es el candidato más fácil de vencer, dada su muy alta tasa de rechazo, un 70%, la mayor entre todos. La fuerte división interna del PRD y sus pleitos públicos lo mantendrán durante los próximos meses sin mejorar su posición ante el electorado, a no ser que, por ejemplo, ambos candidatos se retiren y apoyen a alguien, como Abinader, o Bello Rosa, para lograr la unidad y para presentar a un candidato sin pasivos históricos.

El segundo factor es el hecho de que es improbable que la situación económica del país se deteriore de aquí al 2012, al existir todavía margen de endeudamiento. Además, la opinión pública reconoce ampliamente que el gobierno actual auspicia la corrupción, y, sin embargo, prefiere al PLD como el menos malo entre los malos.

Lo anterior significa que el candidato que escoja el PLD será el próximo presidente.  Indudablemente en esa escogencia el dedo del presidente Fernández tendrá una enorme influencia.  El presidente sabe que legalmente  no se puede reelegir y que intentarlo afectaría su imagen internacional, pero, en términos políticos hace bien en no definir el asunto en una fecha temprana como la actual, pues eso de inmediato reduciría su poder político. Idealmente el presidente debe admitir su no-reelección en noviembre del 2011, pero si el PRD elige su candidato antes, tal vez el PLD tendría que hacer lo mismo, en cuyo caso esa admisión se adelantaría. Tampoco es probable que el presidente Fernández auspicie a su cónyuge como candidata para no arrimarla al muladar de la política criolla.  Además, por lo que hemos explicado, los ya definidos candidatos presidenciales, así como otros líderes del PLD, tienen muy altas posibilidades de ganar las elecciones (Alburquerque, Pared, Domínguez, etc.) por lo que ni siquiera habría que escoger al más popular, sino al más capacitado y con dotes de estadista.

El PLD quiere estar en el poder por muchos años, como lo logró el PRI de México. Pero el gran lema del PRI lo fue, precisamente “sufragio efectivo, no reelección” y eso le dio su fuerza. Que la utilizó mal es otra cosa.

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