Nueva agresión contra Samaná

Nueva agresión contra Samaná

No cabe dudas, que Samaná con su histórica bahía es uno de los lugares más paradisíacos del mundo.  Sin embargo, ha tenido la mala suerte de tener que pagar los dislates históricos que cometen los que han gobernado nuestro país.

   Siendo apetecida por su valor estratégico y seguridad en tiempo de tormentas, gracias a Sumner Wells no fue vendida al gobierno de los Estados Unidos que la hubiesen convertido en una especie de bahía de Guantánamo en Cuba, al oponerse en el Congreso norteamericano a dicha anexión, como pretendía el gobierno entreguista de Buenaventura Báez.

  Durante el gobierno del doctor Balaguer, la ciudad de Santa Bárbara de Samaná fue sometida a un plan de reconstrucción, o mejor dicho de destrucción, que borró todas aquellas casas reliquias y su famoso mercado cerrado con barrotes de la época, el club Peninsular enclavado dentro del agua, salvándose de esta barbarie, la famosa “Churcha”, que había sido importada del Reino Unido y ensamblada en una pequeña colina de la ciudad.

   Samaná tiene la desgracia, de ser destino final, ya que en el cabo Cabrón se termina nuestra isla y todo el que va tiene que salir por la misma vía por sólo existir la alternativa, de tomar un lanchón que hace la travesía hacia la pequeña ciudad de Sabana de la Mar en la región Este.  Por eso, es inconcebible que el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC), haya concedido a una empresa extranjera a pesar de su nombre, “Viadom Dominicana”, y en la cual se dice que funcionarios de esa institución tienen intereses, la instalación de un peaje casi a la entrada del aeropuerto de El Catey.  Para establecerse una estación de peaje, conforme se estila a nivel mundial, debe haber una ruta alternativa que permita al usuario llegar a su destino sin pagar un derecho de rodaje, ya que de lo contrario, se estaría violando el canon constitucional sobre la libertad de tránsito.

   Es también una verdad de perogrullo que la carretera que conduce de Nagua a Sánchez y Samaná fue construida con dinero del erario y, por lo tanto, ninguna compañía privada, aun con permiso de MOPC, se puede arrogar la facultad de cobrar un peaje por una obra en la cual no invirtió ni un centavo.  Otro gallo cantaría, sobre la que la misma compañía está construyendo por la playa de Cosón hasta Las Terrenas en la cual, como la que construyeron desde Las Américas hasta Rincón Molenillo, sí tendrían derecho al cobro por circulación, por ser ésta una ruta costeada con el peculio de Viadom Dominicana.

Permitir que esta compañía cobre un peaje significa que los vehículos que se dedican al transporte público desde Samaná hacia la provincia de María Trinidad Sánchez y más allá deberán, para paliar el alza permanente de los combustibles y este arbitrario peaje, aumentar el costo del pasaje en detrimento de los habitantes de una provincia en donde no hay industrias ni fuentes de trabajo estables.

   Samanense, rebélate y militantemente oponte a que la región sea aislada por un cobro indebido, el cual surtirá efectos negativos en un decreciente turismo que se mengua cada vez más por la gran crisis económica mundial.  No piensen como el burro, que cuando le ponen el aparejo y el freno se cree que es para embellecerlo, hasta que se da cuenta que es para subírsele encima y espuelearlo.  Entramos en un período de elecciones en donde propicia es la ocasión para que el gobierno de turno recapacite y deje sin efecto tan discriminatoria y traumatizante disposición efectuada sin consultar a los afectados.  La consigna debe ser: ¡Carretera libre, peaje no!

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