Ya el año 2018 es historia; el 30 de diciembre también perimieron las prerrogativas contempladas en ley 502-08 sobre el libro y bibliotecas promulgada en el 2008. La misma contempló exoneraciones por diez años del pago de Impuesto Sobre la Renta y del ITBIS en las actividades editoriales. En los artículos 16 al 19 está la exoneración a los insumos y maquinarias de la actividad empresarial del sector del libro. En el artículo 20 está de manera explícita lo referente a las librerías.En los artículos 24 y 25 se especifica el beneficio a los autores y a los traductores.
Esta ley se concibió con el propósito de incentivar el sector editorial para contribuir a su desarrollo y para que el libro llegue a precios razonables al público.De haber sido así, por ejemplo, el sector habría logrado una real exoneración del 18% del ITEBIS en los insumos y maquinarias. También una exoneración de hasta un 27% del impuesto sobre la renta. Solo estos dos conceptos le habrían disminuido hasta un 45% al precio del libro dominicano en el mercado local.
Al principio se pensó que la DGII no aplicaba la ley por la falta del reglamento.Pero superado este contratiempo, casi tres años después, continuó la falta de reconocimiento y aplicación a dicha ley.La batalla, por tanto, se prolongó en el sector durante los diez años de la vigencia del posible beneficio. Hubo exiguos casos de empresas a las que, años después de aprobada la ley, se les reconocieron los incentivos. Pero faltando dos años para el vencimiento del plazo la DGII comenzó a desconocer la aplicación delas exoneraciones.
En ese desconocimiento está una de las dos razones centrales por las cuales los beneficios de esta ley no repercutieron en el sector. La otra razón estuvo en la falta de empoderamiento que tuvieron los autores, los libreros y los integrantes de la industria editorial.
Exiguos han de ser los ingresos que en la actualidad percibe el fisco por parte de la industria editorial dominicana. Muy grande, en cambio, habrían sido los beneficios para el país si los incentivos de esta ley se hubiesen aplicado.
Es que el libro desempeña un papel trascendental en el proceso educativo y formativo de los jóvenes y niños.También en el entretenimientosano de los adultos. Lo correcto sería que, desde el Congreso Nacional y el Ejecutivo,se promulgue una prórroga por diez años más (hasta el 2028) a las prerrogativas contenidas en esta ley. De igual manera se requeriría que la DGII aplique, indistinta y definitivamente, las exoneraciones contempladas en dicha ley, principalmente las relacionadas a los artículos 16 al 27.
El Ministerio de Cultura, por su parte, debería activar los aspectos relacionados con la aplicación y el cumplimiento de la Ley 502-08. Entre ellos se resalta la real activación del Consejo Intersectorial para la Política del Libro, la Lectura y Bibliotecas –CONLIBRO–. Por igual, la aplicación a cabalidad del artículo 29 de dicha ley en lo concerniente a “Diseñar, organizar y desarrollar planes y programas de divulgación cultural del patrimonio bibliográfico que contribuyan a fortalecer la identidad nacional”.
Para la literatura dominicana seguirá siendo un sueño pensar en la posibilidad de que, en cumplimiento del artículo 33 de la Ley 502-08, los ministerios de Cultura yRelaciones Exterioresapliquen algún tipo de plan para difundirá el libro dominicano en el exterior. Lo que no debe ser un sueño es pensar en la posibilidad de que algún legislador o legisladora haga suya la presente propuesta.
Sin vivir en el país de los sueños puede permanecer la certeza de lograr el objetivo de extensión por diez años de las exoneraciones de la ley 502-08 que acaban de perimir. Solo que para ello debe haber un empoderamiento de los escritores, de los libreros, del sector editorial y de las instituciones culturales. Tanto que se luchó por este instrumento y ahora se requiera una nueva batalla para la Ley del libro y Bibliotecas. La pelota está en el terreno del juego. ¿Quién se integra al equipo para poner la bola en movimiento?