Nueva contaminación en Las Praderas

Nueva contaminación en Las Praderas

FABIO R. HERRERA-MINIÑO
Mientras avanza aceleradamente el programa de saneamiento de la laguna de la Núñez de Cáceres, con una inversión superior a los RD$300 millones, en obras concebidas a la carrera y sobre la marcha, un nuevo foco de contaminación, nauseabundo e insalubre, se está desarrollando en la pequeña laguna de la calle Presa de Tavera (Guarocuya) en un desprecio olímpico de la ciudadanía vecina al lugar que contempla espantada tan inverosímil acción de un organismo que debería velar por la salud de los residentes.

Los vecinos a la laguna de la Núñez de Cáceres se pusieron a una para reclamar atención al foco infeccioso y desagradable que representaba esa laguna, que habían dejado de funcionar las bombas por descuido oficial, de repente se reemplazaron en lo que surgía el proyecto de parque ambiental donde los grandes filtrantes han desplazado el túnel que a medio talle se ha dejado languidecer, ya que ese proyecto pertenecía a otra parcela política y no beneficiaba a los nuevos favoritos.

Ya tenemos en la Núñez de Cáceres un paisajismo impresionante mientras se colocan tuberías de gran diámetro para el drenaje subterráneo, se procede a la siembra de palmeras y se revisten las reatas de piedras para irle dando forma a un proyecto que nació de las presiones ciudadanas.

Incluso está el caso, que el poderoso e influyente director de la OPRET se ofreció terminar el túnel de la Núñez de Cáceres, ya que cuentan con los equipos, la experiencia y la logística para llevar a cabo esa tarea en poco tiempo, pero ni siquiera la CAASD se ha dado por enterada y prosigue en su proyecto que tiene la debilidad que cuando un huracán azote la isla, la inundación sería catastrófica para el sector.

Pero en lo que se construye el parque ambiental, en la laguna de la Guarocuya se procedió a invertir dinero en la consolidación de su lecho con grandes volúmenes de caliche y rebajar la altura de los filtrantes existentes, supuestamente estos se limpiaron internamente pero el resultado ha sido funesto ya que ahora existe una laguna de oxidación, sin los beneficios de ésta ya que la costra verde esparce malos olores que perjudica al vecindario de Las Praderas y a los centenares de caminantes que diariamente se ejercitan para su salud en ese sector.

Es lamentable que se haya recurrido al refrán de vestir un santo para desvestir a otro, ya que los trabajos hechos por ahora no han resultado positivos sino generadores de nuevos problemas ambientales. Resulta extraño que no hayan surgido las quejas de los vecinos para que la CAASD o la dirección de Parques municipales tomen cartas en el asunto como responsables para velar por la salud ambiental del área metropolitana.

Es necesario que la CAASD acuda en buscarle una solución al feo espectáculo cloacal y ambiental que existe en esa pequeña laguna ya que lo único positivo, que al no ser agua limpia, no es depositaria para la crianza de las larvas del mosquito transmisor del dengue, que tan macabras ocurrencias está produciendo en la población ante unas autoridades, que aún con su día de erradicación del dengue, se ha visto desbordada por un acontecimiento que no esperaban una epidemia de la magnitud que afecta a una buena parte del país. Muchas veces los políticos funcionarios están más atentos a sus poses en declaraciones ampulosas y proyectos de ensueño, descuidando el día a día de un país con precarios servicios de salud, donde la realidad de los malos servicios contrasta con los anuncios de ficticios hospitales repletos de medicinas, equipo y personal.

La condición de contaminación que existe ahora en esa laguna de Las Praderas no pueden esperar a que se inaugure el parque ambiental y entren en operación las bombas previstas para establecer la cadena que lleve los residuos cloacales o de lluvia hacia plantas de tratamiento o supuestamente hacia los filtrantes que la conduzcan hacia las entrañas de la tierra. Por tanto, los responsables deben darse una vuelta por esa zona de Las Praderas, amenazada en su medio ambiente de mala manera por el desinterés de las autoridades, que han creído que con una inversión de más de RD$300 millones, le devolverán tranquilidad a un vecindario, mientras otros vecinos se ven afectados en el desarrollo normal de sus actividades y de la convivencia saludable que existía. Ahora está alterada malamente por el daño que se le ha hecho a esa pequeña laguna de la calle Guarocuya (Presa de Tavera) gracias a un daño ecológico provocado por la imprevisión de la CAASD.

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