Tenemos frente a nosotros, por primera vez en mucho tiempo, juntas, la necesidad y la oportunidad de construir una nueva nación. Como ha insistido don Fafa Taveras, y el presidente Abinader ha relievado recientemente, se trata de la “Refundación de la República”.
Una tarea obligadísima, sobre todo porque nos hemos portado mal, y el Estado dominicano ha sido manejado desastrosamente, mientras la ciudadanía está muy lejos de comportarse como lo que ella misma demanda en sus delirios y lucubraciones.
Ervin Goffman (“Total Institutions”) recomendaría empezar por “rehacer a los ciudadanos”, de cambiarles su identidad, “borrándoles” muchos disparates del mundo “civil”, y su vida anterior, como hacen los ejércitos y las órdenes religiosas. Como también muestra la historia de los israelitas, el proceso implica varios pasos:
1) Rehacer la personalidad de todos los miembros del grupo, mediante una situación destructiva de todo orgullo individual y colectivo. En el caso israelita fueron la humillación y la esclavitud. (Una quiebra y una pandemia juntas).
2) El segundo procedimiento fue un proceso de apartamiento y adquisición de nuevos hábitos alimenticios y de salud; (mediante el sometimiento a los rigores del desierto);
3) La adquisición de una nueva independencia, mediante la liberación, dirigidos por un líder, que guiado por Dios los libertara, y se asegurara de que los ciudadanos fijasen en sus memorias y celebren las efemérides patrias. Como lo han hecho todos los grandes pueblos a quienes la libertad costó privaciones y sacrificios.
4) Lo próximo fue crearles un nuevo sentido de identidad, de compromiso y de proyecto: a) mediante un conjunto de leyes, y una serie de lemas y recordatorios acerca de quiénes ellos eran y cuál era su destino: “Nación Santa”; “Pueblo Escogido”… para la liberación de todos los hombres de todos los pueblos de la tierra.
Al crearles una nueva identidad, al igual que en las instituciones totales, ejércitos y las órdenes religiosas, se les hizo entender que lo que ellos eran anteriormente, era la esclavitud y el oprobio.
Lo nuevo fue la libertad, la independencia y la formación de una nueva nación: Como lo hicieran Duarte y los trinitarios, y confirmaran los restauradores: Una nación de hombres y mujeres libres de toda opresión y dominio extranjero. Gentes con una nueva identidad y un nuevo proyecto social e individual de vida.
Esa es la mayor herencia que nos dejaron nuestros fundadores, incluidos los fundamentos espirituales de nuestra cultura.
No fueron el vudú ni el animismo; no las costumbres y lenguajes de aborígenes ni de africanos. Ser dominicano tiene componentes valiosos de todo eso; pero esa no es esa nuestra esencia. “Dominicanos valientes alcemos…”, significa desarrollar lo más valioso de nuestro ser nacional; un Proyecto de Nación y de individuo que puedan darnos una nueva forma de vida más alta y noble.
Para eso hay que optar y… ¡hay que fajarse!Sería lo mejor que nuestras recientes autoridades se comprometan seriamente a refundar el país; con las mejores cosas que nos ofrecen la civilización y los nuevos tiempos; sobre las sólidas premisas de nuestros Fundadores.