El talón de Aquiles que ha mermado la posibilidad de un mayor desarrollo en la gestión de los negocios en nuestro país ha sido, sin dudas, los bajos niveles de competitividad que han marcado el devenir histórico de los sectores productivos de nuestra nación.
Esto lo ha reflejado en mayor medida la necesidad actual de competir en los mercados internacionales, donde se exigen altos niveles y estándares de calidad en los productos que se ofertan en esos mercados.
El problema se ha originado en el hecho de que tanto el sector gubernamental como el privado han venido gestionando sus labores de manera particular e independiente, sin una estrategia conjunta que potencie la capacidad competitiva de República Dominicana en el mercado global.
Ahora se presenta una oportunidad de oro para resolver este problema al colocar el gobierno a Rafael Paz, un ejecutivo representante del sector privado, al frente del organismo rector del Consejo Nacional de Competitividad (CNC), quien anunció recientemente una agenda de reconexión y reposicionamiento del Consejo como entidad que está llamada a coordinar el diálogo público-privado a fin de lograr medidas que estimulen la economía de la República Dominicana.
El éxito de este nuevo esfuerzo por el mejoramiento de la competitividad tiene como marco lo expresado por la CEPAL sobre la República Dominicana en 2030, donde afirma: «La República Dominicana es uno de los países de América Latina y el Caribe más exitosos en materia de crecimiento económico en las últimas décadas. Este gran dinamismo se ha traducido en más y mejores empleos y avances en el bienestar de la población; el país transita por la ruta de la democracia, fortalece sus instituciones y aspira a que los frutos de ese crecimiento sirvan para reducir significativamente los niveles de pobreza y desigualdad.»