Nueva York enfrenta huelga de transporte

Nueva York enfrenta huelga de transporte

NUEVA YORK (AFP).- Por primera vez en 25 años, Nueva York vivió ayer, martes, una huelga de tren subterráneo, autobús y transportes públicos que hizo que millones de personas se vieran obligadas a caminar, patinar, pedalear o conducir hasta el trabajo bajo un frío intenso y en medio de grandes atascos.

La ciudad funcionó y lo hizo “bien, dadas las circunstancias severas”, dijo el alcalde Michael Bloomberg dando cuenta de una asistencia a las escuelas de entre el 60% y el 80%.

La cruz de este primer balance del paro hecho por el alcalde es que sus consecuencias económicas, aseguró, serán sin duda “devastadoras”.

El Sindicato de Trabajadores del Transporte (TWU en inglés) rechazó el último convenio ofrecido por la Autoridad Metropolitana de Transporte (MTA), y votaron ir a la huelga, en un abierto desafío de la ley del estado de Nueva York que prohíbe a los funcionarios adoptar este tipo de medida y que podría suponer a cada empleado multas de más de 20.000 dólares diarios. A falta de saber si continuará el miércoles, el paro dejó a más de siete millones de usuarios diarios sin su medio de transporte habitual y se estima que causará unas pérdidas mínimas de 400 millones de dólares diarios, según el Ayuntamiento.

Durante todo el día, el puente de Brooklyn y los que conducen a Manhattan desde los otros barrios de Nueva York aparecieron recorridos por una multitud abrigada hasta las orejas que capeaba las circunstancias como podía.

“Los neoyorquinos mostraron su brío. Diría que en general estaban de buen humor”, explicó Mark Greenfield, un abogado que escogió la bicicleta para llegar hasta su oficina en el centro de Manhattan.

Bloomberg, que había pasado la noche en el centro de emergencia instalado por las autoridades en Brooklyn, se lanzó por la mañana a cruzar andando el puente del mismo nombre que une este barrio a Manhattan, tal y como hizo su antecesor Edward Koch en 1980 en las mismas circunstancias.

Como el alcalde, el gobernador del estado de Nueva York, George Pataki, de quien depende la MTA, también criticó a los sindicatos y les instó a volver a la mesa de negociaciones.

“Las huelgas ilegales amenazan la seguridad de todos y no deberían ser toleradas (…) Es incorrecto y deberían volver a la mesa”, dijo Pataki.

La respuesta de la justicia no se hizo esperar y este martes por la tarde decidió imponer una multa de 1 millón de dólares por cada día de huelga al sindicato convocante del paro.

Para hacer contrarrestar la avalancha matinal, las autoridades prohibieron la entrada a Manhattan a coches con menos de cuatro ocupantes entre las 5 y las 11 de la mañana, las escuelas abrieron dos horas más tarde de lo habitual y los taxis pudieron cargar hasta a cuatro pasajeros independientes.

Roger Toussaint, presidente del capítulo neoyorquino del TWU anunció la huelga en una conferencia de prensa a las 3 de la madrugada y pidió comprensión a los afectados.

“Neoyorquinos, esto es una lucha por saber si el trabajo duro será premiado con una jubilación decente. Esta es una lucha contra la erosión, o la eventual eliminación de la cobertura sanitaria de los trabajadores de Nueva York. Es una lucha por la dignidad y el respeto en el trabajo”, manifestó.

Las autoridades municipales han estimado que la huelga total de transportes costará entre 400 y 600 millones de dólares diarios a la ciudad, una cifra que incluye los impuestos no recaudados, las horas extras de los policías (unos 10 millones por día) y la pérdida de ventas en plena temporada navideña.

La última vez que los transportes públicos de Nueva York vivieron una huelga fue en 1980.

El paro duró 11 días y costó a los sectores privado y público alrededor de mil millones de dólares. La anterior, en 1966, se alargó 12 días y llevó a la aprobación de la Ley Taylor, que convirtió en ilegales las huelgas de los empleados públicos o funcionarios de Nueva York.

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