Nuevamente, elegir ¿para qué?

Nuevamente, elegir ¿para qué?

El domingo vamos a votar, nuevamente, para renovar las autoridades públicas que deberán trabajar en la creación y adecuación de las leyes y en la administración de los municipios del país.

Es oportuno recordar que quien no participa en el juego mal puede criticar a los jugadores. Abraham Lincoln dijo alguna vez que “sólo tiene derecho a criticar, quien tiene corazón para ayudar”. ¡Hermosa frase!

La frase de Lincoln no sólo es hermosa, también es profunda. Es una invitación a participar, a estar presente, a no dejar hacer, no dejar pasar, es una exhortación al ejercicio del derecho individual a la búsqueda de la felicidad, a la construcción de una mejor nación.

Siempre surgen voces que reniegan de las elecciones como forma de saber lo que piensa la mayoría.

Algunas veces se recurrió al expediente de pedir la abstención, como un modo de crítica; ahora la moda es que se acuda a las urnas y se vote en blanco, es decir, por Ninguno.

El derecho a elegir y ser elegido es reconocido por todos aunque no siempre respetado. Cada cual tiene derecho a participar o a no hacerlo, esa es una decisión personal. Por mi parte, siempre he votado y siempre votaré, porque tengo la obligación personal, constitucional, política y moral de contribuir al buen gobierno del país.

La elección de uno o varios candidatos es una selección de los mejores, por parte de la mayoría, tan simple como eso.

Pero ¿quién elige a las personas que serán presentadas a la opinión de los sufragantes? ¿Por qué y por quién votar? Los candidatos propuestos ¿son las mejores personas en cada jurisdicción de las que aspiran a representar? ¿Están dispuestos esos candidatos a representar sus respectivas jurisdicciones o por el contrario aspiran a contribuir al dispendio nacional mediante cheques, exoneraciones, canonjías de toda índole, buscadas y obtenidas al amparo de esas posiciones? 

¿Cuál ha sido la actitud tradicional de ese candidato ante los problemas que enfrenta su comunidad? ¿Comenzó a interesarse luego de ser candidato? ¿Obedece a su pueblo, a su partido o a su gobierno, por encima de los intereses de la comunidad?

Como aquí nos conocemos todos preguntémonos ¿de dónde tal o cual candidato sacó la fortuna que exhibe? ¿Por qué es acusado de corrupto? ¿Por qué respalda la corrupción con su silencio ante los desaguisados de su gobierno?

Antes de votar piense, piense en cuándo, cómo y dónde ha visto a quién al frente de la lucha por una vida mejor para los dominicanos.

Luego, haga su selección.

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