Nuevas inundaciones del Yaque del Norte

Nuevas inundaciones del Yaque del Norte

EZEQUIEL GARCÍA TATIS
El huracán Jeanne carecía de la velocidad en la circulación de sus vientos que poseían los últimos ciclones que azotaron al país: David y Georges. Se asemejó más a la tormenta Federico por la cantidad e intensidad de las lluvias vertidas sobre el territorio nacional.

Queda, por lo tanto, confirmada la indefensión de nuestras poblaciones ante el paso por esta isla de esos fenómenos atmosféricos que, año tras año, nos azotan con vientos a altísima velocidad y con intensas y prolongadas precipitaciones de las que nuestra población de menor nivel de ingresos no es capaz de defenderse, ni son suficientes ni apropiadas las previsiones, defensas y refugios que les ofrece el gobierno. Estas tragedias se reflejan en los medios de comunicación escritos, en las pantallas de la televisión y en el internet, en ellos vemos la realidad de una situación de subdesarrollo que nos cuesta tanto superar y que, más bien se acentúa con la división política, social y económica que caraccteriza a nuestra nación.

Pero hay situaciones que vienen reiteradamente afectanto a pueblos y sembrados cada vez que se presentan los vientos y las lluvias, pese a las predicciones de las oficinas meteorológicas criollas y extranjeras que anticipan el comportamiento (intensidad y trayectoria) de los referidos fenómenos atmosféricos. Las inundaciones aguas abajo del río Yaque del Norte, que en noviembre del año pasado se constituyeron en una tragedia para los pueblos de Castañuelas, Palo Verde, Higüero, El Ahogado, Loma de Castañuelas, El Pocito, Las Matas de Santa Cruz y para los bateyes Madre, Walterio, …. con muchos miles de damnificados alojados en los pueblos junto a la carretera Duarte y con muchos millones de pesos perdidos por la pudrición de los frutos, más la proliferación de enfermedades que en estas condiciones surgen y con rapidez se propagan. Estos mismos daños se han presentado de nuevo a consecuencia de los efectos de Jeanne sobre el país, y particular mente sobre esa zona.

Nuevamente el volumen de aguas soltado desde las presas no pudo ser contenido por el río Yaque del Norte, de poca pendiente en su último trayecto, derramándose por su ribera norte por donde carece de muro de contención; pero esta vez el río se botó también en alguna parte de su ribera sur, donde se construyó un muro que impide su derrame. Un hacendado rompió la represa en Higüero y, por allí, el Yaque del Norte violentado desde las presas invadió por ese lado de su curso.

El efecto de las avenidas incontenidas del Yaque del Norte no afecta solamente a las poblaciones; treinta y siete mil tareas sembradas de arroz y veinte y siete mil de plátanos y guineos quedaron bajo las aguas, causando quiebras entre los agricultores de esa aérea. muchos animales también perecieron al morirse el pasto.

Después de las prolongadas lluvias e inundaciones la desolación y una plaga de mosquitos grandes y agresivos peor que las langostas de Egipto. Quien suscribe lo atestigua al contar 161 mosquitos muertos sobre su piel, de los tantos que lo atacaron en un día, el 25 de septiembre.

¿Cuantas veces más se repetirá esta calamidad?. En Europa y en otras naciones son conocidas las obras de control de avenidas en  los ríos. El Yaque del Norte, de lento descenso al final de su cauce, está disminuido en su capacidad por los desechos acumulados, pues no se limpia desde hace años. Sugiero hacerle un nuevo ramal que conduzca parte de las aguas en épocas de grandes avenidas, por donde fue su desembocadura natural, antes de ser desviado a su curso actual por la casa Jiménez en el siglo XIX. Así, el Yaque del Norte, con dos ramales que canalicen las aguas en su parte baja, evitaría o disminuiría las inundaciones que están ocurriendo una o dos veces al año. Hay que supervisar, además, la operación de las presas para que sus aguas no se suelten de golpe y puedan ser encauzadas, en su fase final, por los dos ramales del río.

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