Nuevas redes sociales competencia Facebook

Nuevas redes sociales competencia Facebook

Cuando Facebook reinició su mercado de compra-venta a principios de este mes, los malhechores no perdieron el tiempo en eludir los filtros algorítmicos y publicaron mercaderías prohibidas, desde ropa interior usada a drogas y crías de erizos. Un obstáculo más en el largamente acariciado proyecto de la red social de convertir a su comunidad de dos millones de almas en un enorme bazar comercial.
Tal vez Mark Zuckerberg debería haber seguido el ejemplo de los hipsters canadienses que crearon Bunz Trading Zone.
Con base en Toronto, este grupo de Facebook que funciona sólo por invitación se ha convertido en un lugar de encuentro donde se intercambian artículos y servicios. Gran parte del inventario está compuesto por cosas que es de esperar comercien los jóvenes urbanos -muebles, libros, masajes- aunque también hay cosas raras, como dientes humanos, juguetes sexuales de segunda mano y rastas.
Lo que comenzó hace tres años como un grupo de amigos, se desarrolló hasta formar una comunidad de casi 60.000 personas. El fenómeno se convirtió en lo suficientemente grande y caótico para que los cerebros de la organización –una vendedora de ropa vintage y un genio de la tecnología bancaria– decidieran crear una aplicación que facilitara la navegación y búsqueda a sus diversos sub-grupos. Los fundadores captaron varios millones de dólares a través de inversores ángeles y esperan replicar la experiencia en Brooklyn, Portland y otros reductos de las últimas tendencias.
Bunz es una mezcla peculiar que tiene la onda de los clasificados de Craiglist, la sociabilidad de Meetup y el carácter de vecindad de la red social NextDoor. Las reglas son simples. No ser un imbécil y no utilizar efectivo. Es el espíritu de comunidad lo que hace que Bunz tenga tanto éxito, la creación de espacios online para que la gente encuentre amigos, consejos, lugares para vivir y una sensación de estar conectado con el resto de la ciudad.
Emily Bitze, de 32 años, creó Bunz en junio de 2013. Era nueva en Toronto, después de haber terminado la universidad. Trabajaba en un negocio de ropa usada, luchaba para pagar los préstamos estudiantiles y el alquiler. Un día que no tenía ni para cenar decidió empezar un grupo de amigos por Facebook que estuvieran en su misma situación. Resultó que un montón de amigos tenían cosas que no necesitaban y aptitudes que no estaban desarrollando. Comenzaron a publicar en Bunz, invitaron a sus amigos, y poco a poco la comunidad creció.
A medida que se fueron sumando usuarios de a miles por mes, Bitze experimentaba también las limitaciones de Facebook. “El grupo se agrandaba tanto, y Facebook no nos podía albergar de la manera que queríamos”, dice. Había posteos que se perdían, no se podían buscar artículos específicos”.

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