Nuevo año, nuevos propósitos

Nuevo año, nuevos propósitos

Cambiar de año, además de correr un número más en el calendario, supone un límite simbólico en el que nos dan deseos de empezar nuevas experiencias y hacernos buenos propósitos.

Sin embargo, muchas veces estos no pasan de ser simples proposiciones y en la mayor parte de las ocasiones el viento termina llevándose las palabras y apagando la llama de los sueños. Pero hay mecanismos para hacer realidad eso que tanto anhelas lograr: la doctora Ana Simó, directora del Centro Vida y Familia, nos cuenta cómo tener éxito con nuestros objetivos:

“A la hora de pensar en propósitos de Año Nuevo debemos ser coherentes en lo que queremos, esto no es cuestión de sueños y de grandes metas que algún día deseamos cumplir, con esto no estoy diciendo que soñar sea malo, pero es importante tener los pies en la tierra y estar claro en lo que sí es posible lograr para nosotros en los próximos meses”, explica.

Así mismo indica que es importante que no sean muchas las metas, es mejor pocas alcanzables que muchas que solo se queden plasmadas en el papel.

Según la especialista, el ánimo debe estar en estado normal al momento de hacer la lista. “Algo muy importante es no decidir estas resoluciones en momentos de tristeza ni de euforia, por eso, es importante que estas resoluciones se vayan desarrollando durante varios días, no solo en un momento”, dice.

Objetivos bien formados. Para que un objetivo sea algo tangible más allá de un simple deseo, tiene que cumplir una serie de características, según la especialista.

1. Enunciado en positivo: definimos nuestro objetivo como lo que queremos, no lo que deseamos evitar.

2. Meta bajo nuestro control: nuestro objetivo tiene que depender de nosotros mismos, y no de los demás.

3. Especificación ajustada: no nos vale un objetivo ambiguo, hay que trabajar sobre metas concretas. Debe existir un chequeo externo que nos permita saber si hemos conseguido nuestro objetivo o aún no está completo.

4. Tamaño apropiado: los proyectos demasiado ambiciosos son fáciles de abandonar, hay que abarcar cosas que veamos que están a nuestro alcance.

5. Objetivo motivador: tenemos que preguntarnos qué vamos a conseguir con este objetivo, y si aquello que vamos a conseguir nos motiva realmente.

6. Intención positiva: nos plantearemos si el objetivo cumple la intención positiva que existe en la situación actual. Si nos ponemos un objetivo que nos quita algo que para nosotros es positivo, seguramente abandonaremos ese objetivo, o nos causará algún perjuicio.

Por ejemplo, si fumamos para relajarnos, y dejamos de fumar, nos puede entrar ansiedad, con lo que volveremos a fumar, o comeremos compulsivamente para calmar esa ansiedad, y engordaremos.

7. Recursos necesarios: ver qué nos hace falta para conseguir este objetivo.

8. Pensar todos los detalles: si consiguiera este objetivo hoy mismo, ¿cómo afectaría a mi vida, a mi entorno, a mi familia o a las personas que me rodean?

Otro aspecto importante es plasmar nuestros objetivos por escrito. Así podremos revisarlos según vaya avanzando el año y cuando el ajetreo del día a día nos haga olvidar las metas que deseamos conseguir podemos recapitular.

LAS  CLAVES
1. Lo bueno de hacer una lista, según la doctora Simó
¿Es saludable hacer resoluciones de vida? ¡Claro que sí!, parte de la evolución de un ser humano es poder hacer cambios en todo aquello que le quite su paz y usar el aprendizaje de las experiencias para lograr una mejor calidad de vida.
2. ¿Se deben establecer en un orden de importancia a la hora de plantear resoluciones de vida al inicio de año?
Si, deben estar clasificadas por personales, pareja, familiares, laborales, salud, entretenimiento y los demás “ítems” que cada quien desee agregar.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas