Por Julio Ravelo Astacio
Comprender que la vida es un desafío. Un reto constante, es parte de la capacidad que podemos desarrollar para acerar nuestra mente y hacer posible luchar, vencer obstáculos y dificultades.
Ahora que estamos a solo algunas horas de que el nuevo año haga su entrada triunfal, nuestros amigos lectores, junto a la sociedad toda, nos colocamos en la obligación de asumir los nuevos retos que conlleva su llegada.
Toda vida es un proyecto. Que sea exitoso depende de nosotros, de nuestras convicciones, determinación, perseverancia, firmeza, capacidad de lucha y preparación para la misma. Todo proyecto exige planificación, constancia, dedicación, compromiso.
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Es cierto que, el medio social, las condiciones económicas, condicionan nuestra existencia. Esto nadie lo puede negar. Tampoco podemos obviar, como la actitud mental del individuo modula su accionar y, dependiendo de si la misma es optimista y perseverante, o no, se inclinará la balanza hacia el lado que permita obtener la meta deseada; lograr sus objetivos.
La existencia humana tiene episodios de dolor, tristeza, desesperación, pérdida de la fe. Pero, asimismo, períodos de logros, triunfos y realizaciones que nos hacen sentir que vale la pena luchar, que la vida a pesar de sus momentos difíciles, es una bendición. No siempre es color de rosa, tiene múltiples tonalidades, como el arcoíris.
Debemos aprender a vivirla también en amarillo y violeta. Adaptarnos a las variaciones con buena disposición, con actitud resuelta, aprender de lo que ella nos enseña. Del error también se aprende y ello contribuye a nuestro crecimiento y madurez.
El año nuevo, es nuevo. Nos genera emociones que pudieran ser gratas, pero sin olvidar que lo nuevo genera inseguridad, tensión, estrés. Una cierta incertidumbre entre el recién pasado año y el que se inicia. ¿Se darán situaciones parecidas, idénticas o, por el contrario, se alterará mi situación y la de los míos? ¿Permanecerá estable nuestro país? ¿ y del mundo qué?, ¿volverán epidemias, guerras, carestía de la vida? ¿tendremos más limitaciones, o, por el contrario, nos sonreirá el futuro? Son preguntas obligadas que algunas personas perciben como aterradoras. Otras en cambio toman las cosas con mayor fe y optimismo.
Dadas estas circunstancias me permito hacer algunas sugerencias a mis queridos lectores, con ruegos de que, si la consideran oportunas las extiendan a familiares y amigos:
– Si no acostumbra llevar agenda, comprométase a hacerlo. Anote las cosas que le gustaría lograr en el nuevo año.
– Realice un balance de su vida o del año recién pasado.
– Cuide de su salud y de la de los suyos. No olvide los chequeos médicos.
– Hágase la promesa de ser mejor persona: irritarse menos, ser más tolerante con los demás.
– Luche por lograr armonía en su vida. Recuerde que, si su salud mental se mantiene estable, estará en mayor capacidad de hacerle frente con éxito a las adversidades.
– Propóngase estar más cerca de familiares y amigos.
– Reconozca los éxitos y capacidades de los demás. Estimule, halague.
– Aún con nuestras limitaciones, tratemos de ser generosos con los demás, compartir lo mucho o lo poco que disponemos.
– Tratemos de ayudar a los que más necesitan, ser solidarios. En la desgracia o calamidad todos quisiéramos sentir la mano amiga y solidaria, pero olvidamos cuando situaciones similares tocan otras puertas, cuanto podemos hacer para mitigar el dolor y el sufrimiento de otros.
– Trate de dormir bien, pero no permita que la cama, mecedora o el sillón sean su pasatiempo favorito. Mueva el esqueleto. Eso favorece la salud.
– Practique ejercicios, aun sea una caminata de 30 minutos interdiario.
– Cuide de su imagen. Trate de verse bien, vaya a su salón, arréglese, ello ayuda a mejorar la autoestima.
– Si es joven procure hacer un curso técnico: informática, plomería, electricidad, albañilería, ebanistería.
En caso de que se encuentre en la tercera edad, procure estudiar un nuevo idioma, cursos de pintura, tocar un instrumento musical, dedicar más tiempo a la lectura. Visite familiares y amigos. Tómese un cafecito y conversen.
Nunca olvidemos que, las grandes edificaciones inician desde abajo, con pequeños y unidos esfuerzos que luego permiten llevar a la cúpula. Todos podemos contribuir a que nuestro mundo sea mejor, más justo y equitativo.
Vamos a hacerlo. ¡Salud y éxitos en el 2024!