Debo pedir excusas a mis amables lectores por no haber escrito en las últimas dos semanas, pero me encontraba en la sede de las Naciones Unidas en Ginebra, Suiza, como parte de la delegación dominicana que discutió el nuevo texto del Convenio Internacional del Cacao, 2011.  Aunque se debatió y se aprobó provisionalmente el 25 de junio de 2010, su ratificación y entrada en vigencia se prevé para el 2011.  Estas discusiones estaban previstas para celebrarse a mediados de abril, pero la erupción en Islandia de un volcán impidió que se llevara a cabo las mismas, suspendiéndose para la semana del 21 al 25 de junio.

   Desde hacía más de un año en la sede de la Organización Internacional del Cacao (IICO), se venía discutiendo entre los miembros productores y los importadores, este nuevo Convenio.  Las discusiones fueron amplias y a veces agrias, ya que en el anterior Convenio 2001, los productores habían salido ampliamente perjudicados, puesto  que se les había vetado el mayor logro que habían obtenido: “el plan de manejo” que había sido aprobado en la Reunión de la Alianza de Países Productores de Cacao (COPAL), en Libreville, Gabón, en 1996.

   El Grupo de Trabajo que se estableció, tuvo desde sus inicios graves controversias en varios puntos centrales del Convenio.  El que se debatió con más ahínco y que tuvo a punto de abortar el convenio fue sobre la economía cacaotera sostenible.

  No obstante se había celebrado una Mesa Redonda en Accra, Ghana, en donde se establecieron los tres principios que debía contener la economía cacaotera sostenible, a saber: el medio-ambiental, el social y el económico, los países consumidores aceptaron sin chistar los dos primeros.  En cuanto al económico, que los países productores consideraban el principal, estaban renuentes para aceptar que los productores, por medio de precios justos, obtuviesen una remuneración que les permitiese, al menos, seguir cultivando el cacao, caso contrario, se iniciaría un éxodo de mayores consecuencias para los cultivadores de cacao.

  En un inicio, obtemperaron a la eliminación del Comité Ejecutivo, que era el otro cuerpo del Convenio 2001.  Sin embargo, con la creación de dos organismos que lo sustituyeran: a) El Comité Económico y b) El Comité Administrativo y Financiero, la aprobación fue a unanimidad.

La Transparencia del Mercado fue otro tema de amplia discusión, ya que lo que los países consumidores entendían por la misma, no era lo mismo que entendían los productores, quienes alegaban, que todo el fardo del cumplimiento recaían sobre ellos, mientras que los consumidores, dado que esas funciones la ejercía el sector privado, no estaban obligados en un ciento por ciento.

   Hubo temas espinosos que debido al tamaño reducido de esta entrega no podemos abordar.  No obstante, debemos señalar que gracias a la presidencia,  habilidad diplomática y recia personalidad del Embajador de la Costa de Marfil, Guy-Alain Gauze, el Convenio llegó a feliz término y el mismo será objeto de aprobación o  de ratificación por los países miembros del Convenio.