Nuevo paradigma

Nuevo paradigma

LEO BEATO
Cuando veas las barbas de tu vecino arder pon las tuyas en remojo. La actual ministra de Relaciones Exteriores de Israel, Tzipi Livni, acaba de solicitar a los Estados Unidos que todos los aportes financieros provenientes de Norteamérica (ayuda exterior, préstamos bancarios, contribuciones, etc.). sean en euros, no en dólares. Hemos entrado en un nuevo paradigma (un nuevo modelo de pensar) en el área de la política monetaria internacional.Esta ha sido la respuesta de su contraparte Condolezza Rice: «Los Estados Unidos no obligarán a Israel a aceptar dólares como aportes de nuestra ayuda financiera o préstamos bancarios.

Lo haremos en euros tal como ellos nos lo han solicitado o en cualquier otra divisa que ese gobierno considere conveniente a sus intereses nacionales». Sin embargo, cuando Egipto hizo la misma solicitud una semana antes el gobierno estadounidense rehusó acceder a su petición. ¿A que se debe semejante discriminación y a qué se debe tan inusitada humildad ante Israel de parte de Condolezza? No olvidemos que la ayuda exterior de parte de los EEUU a Israel es una de las más altas en comparación con la que se otorga a los demás países del Medio Oriente.

Hoy por hoy un euro equivale a US$1.40. Es decir, que el dólar ha estado perdiendo valor precipitadamente debido a su desequilibrio en su balanza de pagos y al gasto desenfrenado de la mal llamada Guerra (ocupación) de Irak y de Afganistán que ha agigantado su deuda externa a cifras alarmantes (nueve trillones y medio de dólares constantes y sonantes).

En otras palabras, que la deuda estadounidense que excede la suma de todas las deudas acumuladas de todos los demás países del planeta es impagable. El mayor acreedor en estos momentos es China, país que está acumulando mas dólares sin respaldo que ningún otro debido precisamente a que ha estado comprando la deuda de los EEUU como garantía para que este país le pague lo que ella le vende.

De ahí que al estado de Israel, consciente de lo que en realidad está sucediendo, nadie lo va a coger asando batatas en balde. De hecho, este movimiento hacia el euro como la divisa internacional de preferencia lo había ya iniciado Sadan Hussein cuando retiró todos los dólares que tenía depositados en los bancos norteamericanos y exigió que a Irak se le pagara en euros un año y medio antes de la ocupación de Afganistan. Ahí empezó el descenso del dólar como divisa hegemónica internacional y ahí comenzó también el invento de la «guerra contra el terrorismo».

Fue también cuando George W. Bush inventó aquella frase «la Triada del mal» refiriéndose a Irak, a Irán y a Corea del Norte. Precisamente esos tres países habían estado exigiendo que se les pagara en euros, no en dólares.

No fue ninguna coincidencia lo que sucedió después. Como el dólar ya no está respaldado por el oro ni por la plata ni por nada tangente (a no ser la fortaleza de su balanza de pagos que está vuelta un desastre) hay que apoderarse de todo el petróleo del mundo para garantizar la hegemonía de su divisa.

¿A qué creemos que se debe la ocupación masiva del Medio Oriente por los EEUU bajo el invento de la guerra contra el terrorismo? ¿A la «liberación» de los iraquíes? ¿A evitar armamentos nucleares de destrucción masiva? ¿Al hecho de que el gobierno de Teherán está produciendo armamentos nucleares como antes Irak dizque poseía armamentos de destrucción masiva?

¿No se deberá más bien a una decepción masiva? Alan Greenspan, el gurú de las finanzas, quien dirigió la mal llamada Reserva Federal por casi veinte años seguidos, confesó en Hong Kong que la economía estadounidense se encuentra en una etapa recesiva y que la verdadera ocupación del Medio Oriente se debió al petróleo como la nueva base del control monetario hegemónico mundial.

 Lo que no dijo el mago fue que este estado recesivo es en realidad un estado de «stagflation» (inflación recesión al unísono) debido en parte a la ruptura de la burbuja de los precios inflados de los bienes raíces cuyas consecuencias apenas comienzan a sentirse. Cientos de miles de bancarrotas, foreclosures (intervenciones de los banco por falta de pago), transferencia al extranjero de las fuentes de trabajo, cierres de factorías por todas partes, costos excesivos de mercancías debido al alce arbitrario en el precio de la gasolina, al costo inflado de los servicios y de las medicinas etc. etc. Una crónica perfecta de un tsunami anunciado.

A esto hay que añadirle el retiro masivo de dólares de parte de aquellos países como Israel con lazos profundos de control sobre la banca y sobre los medios de comunicación de los EEUU.

Sin embargo, siguiendo los parámetros del otro refrán castellano de «no morder a la mano que nos alimenta» o aquel otro de que «a caballo regalado no se le mira el diente», la petición de la Secretaria de Relaciones Exteriores israelita a su contraparte estadounidense tal como mencionamos al principio de este artículo, además de arrogante, anuncia un nuevo paradigma, una nueva forma de pensar.

Sin embargo, un país que recibe ayuda de otro no debe de exigir condiciones para recibirla al menos que sea al mismo tiempo también «co dueño» del que la otorga. ¿Si o no? ¿No o sí?

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