El recién designado secretario de Turismo, Francisco Javier García, enfrenta un reto enorme, otro más de los varios que ha confrontado y de los que ha salido airoso, y consiste en acrecentar las visitas turísticas y la inversión de ese sector, en un momento de gravísima crisis económica mundial.

Sabido es que la inmensa mayoría del turismo que se mueve a nivel planetario lo motiva el ahorro que durante un año planean los excursionistas, no incurriendo en préstamos como hacemos los subdesarrollados, pero aún así, en el momento de decidirse a turistear y concederle un reposo a la carga de un año, no pocos se aventuran a gastar ese ahorro.

Francisco Javier anunció el 17 de ese mes desde París que en noviembre venidero ha concertado acuerdos para que 24 vuelos toquen aeropuertos del país, y un día antes, el 16, un cable de EFE fechado en la capital dominicana informaba al mundo que empresarios privados invertirán más de US$9 mil millones, unos RD$25 mil millones.

Francisco Javier enfrenta otros retos, uno de los cuales ya superó con la destreza y rapidez que le son consignas, resolviendo que Cabarete no puede ser restringida en su crecimiento, como dispuso ilógicamente el incumbente anterior.

También que los inversionistas del sector en Luperón encarecen definir el uso del suelo, tensados por la construcción de una fábrica de cemento que temen poluciones una vasta área perjudicial a proyectos conexos, pero es posible obviarlos con filtros electrostáticos que anulan la polución de las chimeneas.

Otro reto de Francisco Javier es implementar el polo turístico de Montecristi, asociado con el Grupo Vicini, ha cursado una invitación a Francisco Javier para que conozca el proyecto y concretice un viejo anhelo de los montecristeños.

Retos que superará Francisco Javier, repito, como ha resultado con los otros.